El importante papel que desempeñan los medios de comunicación en la lucha contra el fraude




BELGICA
Aunque sus puntos de partida parecen ser totalmente opuestos, las autoridades y los medios de comunicación coexisten gratamente e incluso viven en una especie de simbiosis.

Es evidente que las autoridades están interesadas únicamente en la lucha contra el fraude, la investigación de los casos de fraude y la prevención de los actos fraudulentos.

Por su parte, los medios de comunicación desean ante todo publicar noticias sobre fraudes.

Para algunos medios de comunicación, la finalidad de la publicación de casos de fraude puede ser aumentar el número de lectores y el volumen de ventas. La denominada prensa sensacionalista se caracteriza por arremeter contra los errores poco importantes e involuntarios que cometen las autoridades. Por otra parte, cuando los medios de comunicación escriben sobre los logros de las autoridades en la lucha contra el fraude, están apoyando y fomentando la labor de protección de la sociedad que realizan dichas autoridades.

El temor injustificado a la “ruta del alcohol”
La política de publicación de los medios de comunicación también puede apoyar los esfuerzos de las autoridades para luchar contra el fraude. Un ejemplo reciente ha sido la llamada “ruta del alcohol” (Booze Rally) de Estonia a Finlandia, y el peligro que representaba. Estaba previsto que comenzara en mayo de 2004, cuando diez países, incluida Estonia, se convirtieran en los nuevos Estados miembros de la UE.

El peligro no se atenuó cuando, a principios de 2004, al suprimirse las restricciones cuantitativas sobre las franquicias de alcohol entre los Estados miembros de la UE, se importaron varios lotes de alcohol de Alemania a Finlandia, declarados para el consumo privado. Los medios de comunicación informaron de que estos lotes, compuestos por varios centenares de litros de alcohol, habían sido retenidos en la aduana, y comentaron la pertinencia de las medidas adoptadas por las autoridades.

El tiempo y el dinero necesarios para cruzar el mar entre Finlandia y Estonia no son más que una parte del coste de un viaje de vuelta a Alemania. Así, había razones fundadas para prever que a partir de ahora se importarían de Estonia grandes cantidades de alcohol. Las expectativas sobre la fiebre importadora del alcohol se reflejaron en los medios de comunicación como nunca antes había ocurrido.

En los programas de actualidad se entrevistaba a expertos en aduanas y en consumo de alcohol. No había duda de que, a pesar de la supresión de las restricciones cuantitativas, las aduanas seguirían confiscando grandes lotes importados y destinados a la comercialización. El impuesto sobre el alcohol se había reducido mucho antes de la hora H, a fin de que el alcohol se adquiriera dentro del país y no en Estonia. No obstante, las autoridades y la prensa se mantuvieron en estado de alerta y los primeros lotes de alcohol adquiridos en Estonia, ya miembro de la UE, llegaron a puerto a primera hora del 1 de mayo de 2004. La tarea de las autoridades era impedir o imponer impuestos sobre el exceso de lotes importados que podía estar destinado a la comercialización. Por su parte, los medios de comunicación esperaban la llegada de unos cargamentos de alcohol espectaculares.

Pero la gran sorpresa fue que ni un solo lote importado de Estonia alcanzaba los volúmenes previstos. A pesar de ello, la habilidad de los periodistas consiguió que esta
“falta de noticias” se convirtiera en una noticia sensacionalista. Las cantidades de alcohol que no se materializaron ocuparon las portadas en mayor medida que las consecuencias derivadas de la adhesión del nuevo Estado miembro.

Este asunto también está relacionado con el ámbito de competencia de la OLAF: una gran cantidad de alcohol importado para fines distintos del consumo privado habría supuesto una infracción contra el impuesto armonizado sobre bebidas alcohólicas que se recauda en Finlandia.

Hay que agradecer en parte a los medios de comunicación el hecho de que los grandes lotes de alcohol importados no hayan aparecido. La información publicada por los medios de comunicación sobre la capacidad de las autoridades para controlar el excedente de lotes de alcohol llegó a un número de lectores superior al que habría alcanzado si la información hubiera sido difundida por las propias autoridades. La prensa actúa así cuando se trata de casos de fraude de gran interés periodístico. Los medios bien informados suelen reaccionar apoyando los objetivos de las autoridades.

El caso del aguardiante azul
En algunos casos, el interés de los medios de comunicación por un delito que se está cometiendo puede evitar el fraude o sus posibles consecuencias. Un ejemplo es el caso del aguardiente azul.

Hace algunos años, las autoridades finlandesas fueron informadas de que un lote de bebidas espirituosas en contendores de tránsito procedente de Extremo Oriente iba a ser importado en Finlandia para ser vendido en el mercado negro. Según la información recibida, los contenedores iban dirigidos a un consignatario ruso y declaraban contener una solución anticongelante. Las autoridades se sorprendieron al observar el número de contenedores que llegaban: ¡más de diez, es decir, casi un cuarto de millón de litros¡

Pero lo más sorprendente era el color azul de la sustancia en cuestión, que parecía cualquier cosa menos una bebida. ¿Podía tratarse de una sustancia que fuera en realidad alcohol destinado a ser usado como anticongelante, tal como se declaraba en los documentos? Por diversas razones, no fue posible practicar las pruebas de laboratorio. Los medios disponibles en aquel momento tampoco permitieron transportar los contenedores desde Helsinki hasta la frontera rusa.

No cabe duda de que se habría podido garantizar la sal ida de los contendores, pero, a pesar del precintado, el contenido podía ser sustituido en secreto. Tambien cabía la posibilidad de que la sustancia que se encontraba en Finlandia no fuera más que una mercancía legal en tránsito. Las autoridades no podían intervenir, a menos que se cometiera en Finlandia un fraude relacionado con la carga, como por ejemplo la sustracción de la carga al control aduanero.

Desde el punto de vista de la lucha contra el fraude, es evidente que las autoridades deberían haber adoptado una línea de actuación distinta de la que tomaron. Pero en este caso concreto, también hay que tener muy en cuenta la posibilidad de que la sustancia contuviera metanol, un compuesto venenoso. En tal caso, causaría numerosas muertes y graves daños a las personas que la consumiesen.

La prensa fue advertida del enorme lote en tránsito. Las cadenas nacionales de televisión y los principales periódicos finlandeses lo presentaron con sensacionalismo.

Las noticias repercutieron en el extranjero. La publicidad que se hizo de los lotes pudo ser la causa principal de que nunca salieran del puerto.

Como consecuencia de esta publicidad, la información completa sobre los implicados en el fraude planeado no pudo difundirse y es posible que el fraude nunca pueda descubrirse completamente. Sin embargo, la publicidad que hicieron los medios de comunicación, adecuadamente sincronizada, funcionó tal como deseaban las autoridades: se impidió que la sustancia prohibida, tal vez peligrosa, se introdujera en el mercado ilegal sin necesidad de que las autoridades adoptaran ninguna de las medidas adecuadas para ello.

Si, por el contrario, la sustancia hubiera llegado al mercado, es obvio que los medios de comunicación habrían tenido algo muy interesante que contar: el fracaso del control por las autoridades, en el peor de los casos el posible enveneamiento por metanol, etc.

Afortunadamente, no hubo lugar a publicar estas noticias. Parece que la estrategia adoptada fue la más adecuada.

Mantener un clima de “colaboración pacífica”
Los ejemplos anteriormente mencionados ilustran cómo la publicidad que realizan los medios de comunicación, utilizada con profesionalidad, puede contribuir a la lucha contra el fraude y a la investigación de los delitos. Ahora bien, la investigación de los delitos ha de basarse firmemente en el principio de que hay que evitar la publicidad infundada para garantizar la posibilidad de trabajar con tranquilidad hasta obtener todas las pruebas necesarias para resolver el caso.

Si los medios de comunicación se lo proponen, pueden obstaculizar seriamente los esfuerzos de las autoridades contra el fraude. Esto puede suceder, por ejemplo, si se publica información confidencial en una fase incipiente de la investigación. En Finlandia, todos los medios de comunicación practican una autodisciplina ejemplar a este respecto. Las autoridades pueden estar seguras de que la información reservada relativa a la investigación no se publicará antes de tiempo. Esto no significa en absoluto que las autoridades no respeten uno de los principios fundamentales de nuestra sociedad: la libertad de la prensa para decidir los asuntos y contenidos que se publicarán.
Sr. Juha Vilkko
Inspector jefe de aduanas
Consejo Nacional Finlandés de aduanas

FUENTE: Portal de la Unión Europea/Comisión Europea
http://europa.eu.int/comm/anti_fraud/olaf-oafcn/rt/c/vilkko_es.pdf