Nuevas Soluciones al Problema del Alcohol





El abuso del alcohol es una de las principales causas de problemas de salud, familiares, laborales y sociales en el mundo actual.

Todos sabemos que beber en exceso no es bueno, pero pocas veces nos planteamos nuestra propia situación personal frente a la bebida.

Tendemos a considerar nuestro consumo como "moderado", sin conocer los criterios científicos de la moderación, y a creer que nuestra forma de beber es "normal" ignorando muchas veces los signos y síntomas de la conducta adictiva.

Para algunas personas el alcohol se va convirtiendo poco a poco en algo cada vez más importante en su vida, pudiendo llegar a hacerse dueño de sus acciones y pensamientos, así como a alterar de una forma negativa su comportamiento. Cuando esto sucede, y la persona continúa bebiendo, es cuando se puede hablar de "dependencia" , de "adicción" o de "alcoholismo".

Los familiares o amigos del bebedor problemático suelen ser los primeros en darse cuenta de que algo no marcha bien y tratan de presionarle para que deje de beber.

Otras veces es uno mismo el que intenta por sus propios medios apartarse del alcohol, beber menos o dejarlo completamente.

El problema viene cuando se constata que uno no es capaz por sí mismo de controlar su consumo de alcohol.

· Cuando bebe más de lo que se propone
· Cuando declara solemnemente que "yo lo dejo cuando quiero"
· Cuando aparecen sentimientos de culpabilidad o remordimientos tras haber bebido en exceso
· Cuando las relaciones familiares o sociales se van deteriorando
· ... en definitiva, cuando una persona continúa bebiendo a pesar de que las consecuencias negativas de su conducta son cada vez mayores y más evidentes .

La dependencia del alcohol no es una enfermedad corriente que se solucione tomando una determinada medicina o mediante una intervención quirúrgica. ¡Ojalá fuese así!.

Para que una persona sea capaz de superar su dependencia del alcohol es necesario que aprenda a hacer frente a las situaciones de la vida cotidiana sin beber ... y sin pasarlo mal por no hacerlo.

Una vez que el alcohol se convierte en un problema para una persona o una familia, lo mejor es ponerse en manos de especialistas.

Intentar solucionarlo con buenas palabras, con presión, con amenazas o esperando que el tiempo lo solucione, solo conduce a retrasar y agravar el caso, aumentando la frustración del paciente y de la familia.

La única presión positiva que se debe ejercer es aquélla orientada a que el bebedor problemático se ponga en contacto con un terapeuta especializado y competente.

(El artículo completo se puede consultar en:)

FUENTE: www.cop.es