Educación y Prevención

Última actualización [26/03/2018]



¿Qué edad es la apropiada para prestarle el auto a tu hijo?

Verónica Ruiz González, Érika Saldaña

FUENTE: Periódico AM San Luis/Agencia Reforma

MÉXICO

Generalmente, los padres ceden cuando los hijos piden el auto, pero expertas sugieren valorar antes su madurez, aunque sean mayores de 18.

Una mañana de viernes estás desayunando con tu hijo menor de 18 años y, en el transcurso de la plática que sostienen, te pide prestado el coche para salir esa tarde con sus amigos. ¿Qué responderías?

Antes de hacerlo, expertas psicosociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) invitan a hacer una pausa y reflexionar sobre lo que significa darle lo mejor a tu hijo, que es acercarlo a experiencias que promuevan su desarrollo integral conforme a las etapas de su vida.

Verónica Ruiz González, jefa del Centro Comunitario “Dr. Julián MacGregor y Sánchez Navarro” de la Facultad de Psicología de la UNAM, comparte en entrevista que muchos papás aceptan prestarle las llaves del coche a sus hijos como una autoafirmación de que les están dando lo mejor, incluso, dice, hay padres que se esfuerzan por regalarles un coche, pese a que no han cumplido la mayoría de edad.

"Algunos papás piensan: Si voy a comprarle un coche, ¿por qué no le voy a prestar el mío? ¿Por qué no enseñarle a manejar? Pero no hay una reflexión para detenernos a pensar: ¿Le ayuda en su desarrollo?, ¿manejar un auto le enseña algo en función a la vida?, ¿tiene la responsabilidad necesaria?, ¿tiene las competencias, no sólo físicas porque alcanza el volante, sino tiene las competencias para poder tomar las decisiones que implica la responsabilidad del manejo de un auto?", plantea.

Con frecuencia, continúa la experta, los padres no saben decir no a los hijos. Si se enfrentan a un menor que insiste en que le presten las llaves del coche, terminan cediendo con tal de no provocar en él sentimientos de enojo, ira, frustración, rencor, odio.

No obstante, sugiere que antes de tomar una decisión, los padres tomen en cuenta la edad de sus hijos y la capacidad que tienen para asumir conductas responsables de autocuidado.

"Para tomar la decisión de dejarle a un hijo o a una hija la responsabilidad de manejar un auto, lo primero que hay que tomar en cuenta es la edad. A los 18 o 21 años se ha completado el desarrollo físico y psicológico que le permite a un adolescente tener ya las competencias mentales y emocionales que implica la responsabilidad de conducir un auto.

"Ahora, si ves que tu hijo ya tiene 18 años, pero no ha madurado todavía para tomar decisiones, por ejemplo, para el consumo de alcohol porque tú ves que consume alcohol en exceso, y encima le das las llaves del auto, bueno es como equiparlo con dinamita y encenderle un cerillo", expone.

El domingo, cinco menores de edad, tres mujeres y dos hombres, perdieron la vida y tres más resultaron con lesiones graves luego de que el vehículo en que viajaban a exceso de velocidad chocó con el muro de contención del Eje 10 Sur y volcó varias veces.

Ninguno de los ocupantes del vehículo tenía más de 15 años.

Este tipo de eventos, enfatiza Ruiz González, recuerdan a la sociedad que los adolescentes mueren y la principal causa son precisamente los accidentes automovilísticos.

"Hay que saber esperar. Hay etapas de la vida para todo y hay momentos para que los adolescentes puedan conducir y eso tiene que ser proporcional a la capacidad de responsabilidad que tienen para hacer frente a las situaciones que enfrentarán", añade.

Érika Saldaña, psicoanalista especializada en el área de sociopedagogía en la Licenciatura de Pedagogía de la UNAM, propone tomar en cuenta que los padres no son amigos de los hijos.

"Cuando los papás se asumen como amigos de los hijos, pierden toda autoridad. Ellos deben tener muy claro que son los padres de los hijos y son los responsables de educar bajo normas, reglas, principios que van a ser las bases de la educación que reciban en la familia. Si los hijos son menores de edad, son responsabilidad de los padres", explica.

Vale la pena, dice, fomentar el diálogo con los hijos mostrándoles interés por sus deseos de conducir un auto, pero, al mismo tiempo, plantearles un plan para que sea progresivo conforme a su desarrollo emocional.

Por otro lado, sugiere abordar temas a los que diariamente están expuestos.

"Tendríamos que darnos tiempo para comunicarnos con los hijos y platicar temas como las consecuencias de los accidentes automovilísticos, la falta de cuidado en una relación sexual

con y sin protección, el consumo de drogas, la dinámica cibersocial...", propone Érika.

Ambas especialistas sugieren platicar con tus hijos los motivos que tienes para prestarle o no las llaves del coche.

CINCO Tips antes de 'soltarle' las llaves

1. La edad es determinante: Si tu hijo no tiene más de 18 años, hazle ver que no tiene edad para conducir.

2. Independientemente de que tu hijo sea mayor de edad, toma en cuenta el grado de madurez que tiene para tomar decisiones de autocuidado y del cuidado de los demás.

3. Concientízalo de que un auto no es un juguete sino un medio de transporte que puede resultar una herramienta muy útil si se conduce respetando el reglamento de tránsito.

4. Demuéstrales, con el ejemplo, que las reglas viales tienen una razón de ser.

5. Recuerda: no se trata de si puedes o no prestarle el coche, se trata de que tu hijo tenga la madurez para conducir con responsabilidad y enfrentar las situaciones que se le puedan presentar.

Finalmente, las consecuencias de sufrir un accidente automovilístico, en el mejor de los casos, produce gastos inesperados e innecesarios para la reparación de los daños a terceros y del propio vehículo. Lo verdaderamente grave, es cuando hay lesiones que pueden ser de por vida y las víctimas resultan ser familiares, amigos, pasajeros del otro vehículo o cualquier persona a pie o en vehículos de dos ruedas; y en el extremo, la pérdida de vidas humanas, que puede ser la del propio conductor, pero en el caso de que el conductor resulte ileso, además de los gastos derivados del accidente: reparación de daños, tratamientos hospitalarios, indemnizaciones, gastos de abogado, etc., el desagradable recuerdo lo acompañará para siempre.