Cuando alguien está bajo los efectos del alcohol es menos propenso a sentir miedo, porque suprime la actividad en aquellas áreas que generan esa sensación y al mismo tiempo mejora la actividad en las partes del cerebro que tienen que ver con la recompensa y el placer.

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¿Qué es el miedo?

El miedo es una emoción a través de la cual somos capaces de percibir el peligro, cuando nos encontramos en situaciones de riesgo o nuestra salud o integridad se ven amenazadas.

Si enfrentamos esas situaciones después de haber consumido alcohol en exceso nos puede llevar a tomar decisiones circunstanciales y en ocasiones violentas, incrementando aún más el riesgo propio y de las personas en nuestro entorno.

El uso nocivo del alcohol debilita los mecanismos cerebrales que se encargan de restringir las conductas impulsivas, es por eso que una persona borracha se manifiesta impulsivamente y sin medir consecuencias, despertando miedo en quienes decidieron no beber y agravando el nivel de reacción en quienes consumieron alcohol.

Cuando nos pasamos de copas no tenemos el control total sobre nuestras emociones, lo que puede llevarnos a vivir consecuencias que no estamos listos para afrontar y a largo plazo puede despertar factores individuales como una personalidad agresiva.

Si no sabemos manejar el miedo, no podremos controlarlo y puede llegar el pánico, haciendo que se pierda la noción de la magnitud y en muchas ocasiones el control sobre la conducta de uno mismo.

Las condiciones físicas y emocionales bajo las que afrontemos una situación de riesgo o peligro marcarán la diferencia en las elecciones que tomemos y por tanto, en sus consecuencias.

Recuerda… Cuando abusas del alcohol, el que da miedo eres tú.