Mitos y Realidades

Última actualización [16/08/2011]



¿Qué pasa cuando tomamos bebidas alcohólicas?

Mónica Coqueugniot

ARGENTINA

Escuchamos a menudo frases como: "El alcohol fija las grasas", o "Una copa de vino al día, protege del infarto" o excusas como: "yo no abuso del alcohol, sólo tomo los fines de semana".

 

Pero, ¿qué hay de cierto en todas ellas?

Las bebidas alcohólicas contienen etanol, que no necesita digestión y se absorbe rápidamente, aportando energía a razón de 7kcal/g. El alcohol pasa con facilidad a través de las membranas celulares, dañándolas en su camino. La velocidad de absorción depende del sexo, la raza, la talla, el estado físico, los alimentos consumidos, el contenido de alcohol de la bebida y el tiempo que se durmió.

 

Debe ser metabolizado (trasformado) por el hígado que lo convierte en acetaldehído para luego producir energía. Entonces, obtenemos energía sin necesidad de quemar nuestra grasa. Por lo tanto, el alcohol no fija las grasas, sólo impide que las utilicemos.

 

Cuando el ritmo de consumo de alcohol excede la capacidad del hígado de procesarlo, se acumula en sangre y en todos los tejidos del cuerpo apareciendo los síntomas del abuso de bebidas alcohólicas. Un pequeño porcentaje se elimina por pulmones (aliento a alcohol), sudor (olor a alcohol en la piel) y orina.

 

Algunos estudios han demostrado la capacidad del uso moderado del vino tinto, de incrementar el HDL colesterol (el "bueno"), disminuir la coagulación sanguínea, disminuir la presión arterial e incrementar la circulación sanguínea cerebral. De esta forma protegería al organismo de las enfermedades cardiovasculares y cerebrales.

 

Pero, siempre se refieren a un vaso de vino al día en varones mayores de 45 años y medio vaso al día en mujeres mayores de 55 años, consumido durante las comidas. No se recomienda que personas que no consumen alcohol comiencen a hacerlo para lograr beneficios en la salud, ni que lo consuman los jóvenes, ya que los riesgos por abuso son numerosos y perjudiciales.

 

El ejercicio físico regular, la dieta saludable, evitar el tabaquismo y mantener un peso adecuado, producen los mismos efectos, sin correr riesgos.

 

El consumo excesivo de alcohol altera el ritmo cardíaco, produce insuficiencia cardíaca, aumenta la presión arterial, aumenta el riesgo de accidente cerebro vascular, aumenta los triglicéridos, produce hipoglucemia y daño en el páncreas, conduce a la osteoporosis, daña el tejido cerebral en especial en adolescentes y jóvenes, daña el hígado en distintos grados hasta llegar a la cirrosis, aumenta el riesgo de cáncer en tubo digestivo, hígado, pulmón y mamas, produce gastritis, aumenta el riesgo de infecciones, altera el sueño, disminuye la libido y contribuye a la impotencia, aumenta la grasa abdominal, produce efectos tóxicos en el feto de la mujer embarazada, contribuye a la conducta violenta y poco responsable, disminuyendo la coordinación y afectando las funciones de juicio, control y aprendizaje.

 

Entonces, si no toma alcohol, no empiece a hacerlo para proteger su salud.

 

Si toma alcohol habitualmente, hágalo con moderación (nunca más de dos bebidas al día para los hombres y una para las mujeres), siempre durante las comidas, no tome si debe conducir o si toma medicamentos y evite el alcohol durante el embarazo.

 

FUENTE:      Espacio Nutricional

http://www.espacionutricional.com.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=63&Itemid=93