Antes de esa fecha era común escuchar en los noticiarios matutinos, (especialmente los fines de semana) que personas alcoholizadas provocaban accidentes fatales o dejaban lesionados de por vida, en ese entonces existía el programa "Radar", el cual tenía demasiadas irregularidades, era todo un reto poder demostrar la alcoholemia y estaba colmado de corrupción.

Fue entonces que legisladores y autoridades del gobierno presionados por familiares de las víctimas de accidentes, propusieron que la nueva Ley de Movilidad incluyera una "ley antiborrachos", mejor conocida como "Salvando vidas", misma que entro en vigor ese noviembre de 2013, año en que murieron 130 personas en accidentes donde el alcohol estaba presente.

Desde la fecha en que se implementó el programa "Salvando vidas", el número de víctimas ha disminuido considerablemente en más del 73 por ciento. En el 2014 hubo 109 víctimas, en el 2015, 163; en el 2016, 146 y en 2017, solo 34 personas fallecieron en accidentes donde está involucrado alcohol y volante.

La sanción económica es de hasta 13 mil 200 pesos o un arresto de doce a 36 horas en el Centro Urbano de Retención Vial por Alcoholimetría (Curva), dependiendo del grado de alcohol en la sangre, estos castigos han sido determinantes para que hoy muchas personas reflexionen antes de conducir sus autos y tomar alcohol.

Lo más interesante es que son los jóvenes quienes han aprendido más rápido la lección, ahora usan taxi tradicional o ejecutivo, y simplemente no manejan si salen de antro. Las personas que hoy son sorprendidas conduciendo con "unas copas de más", están en un rango de 30 a 40 años.

El programa Salvando Vidas ha estado al margen de manejo políticos y de la corrupción, gracias a los visores ciudadanos, que son familiares de víctimas de accidentes automovilísticos donde estuvo el alcohol de por medio, forman parte de la organización Red de víctimas de violencia vial, que han sido vigilantes rigurosos de que la ley se aplique a quienes son sorprendidos tras un volente bajo el influjo del alcohol.

No debería haber un solo hogar que enlute, porque alguien decidió tomar y manejar.