La euforia por la plantación de agave azul inició hace 10 años debido a la creciente demanda de tequila a nivel mundial, llegando a denominarse como “el negocio del futuro”, sin embargo, para el productor primario desde el 2005 esta actividad ha dejado de ser atractiva.

En el 2002 el agave alcanzó un precio promedio máximo de 11,500 pesos por tonelada y para el 2008, el precio promedio se desplomó hasta 1,500 pesos por tonelada de agave.

En México de 1999 al 2008 la superficie plantada de agave azul tuvo un promedio de crecimiento anual de 59%, al pasar de 23.5 a 163,000 hectáreas, plantándose en regiones con y sin denominación de origen para producción de tequila.

Adicionalmente en el 2008 se encontraban establecidas alrededor de 18,500 hectáreas con agaves de otras especies, sumando alrededor de 181,500 de ellas con 27,000 productores.

Una opción para disminuir la oferta de agave para la producción de tequila, que permita amortiguar la caída de precio y mejorar la rentabilidad de la actividad primaria es la producción de jarabe, inulina, alcohol y composta a partir de agave.

En Jalisco, Michoacán y Tamaulipas existen empresas con experiencia en la producción y comercialización de jarabe e inulina, productos con propiedades nutracéuticas utilizados en Europa, Estados Unidos, Canadá, Japón y Corea del Sur como edulcorantes de alimentos, bebidas y para elaboración de productos para enfermos de diabetes.

El jarabe de agave se define como una sustancia dulce proveniente del desdoblamiento de los azúcares del agave, color cristalino a color ámbar oscuro, poder edulcorante 30% mejor que el de azúcar de caña, bajo índice glucémico, reduce lípidos en sangre y minimiza el riesgo de enfermedades del corazón.

La inulina proveniente del agave es un probiótico que acelera la absorción de calcio y magnesio e incrementa el metabolismo de la grasa.

La oportunidad para los productores de agave es la integración empresarial con la finalidad de agregar valor a su producción partiendo del mercado, con productos diferentes al tequila y destilados de agave.

Para los industriales, también es una alternativa la adición de nuevas líneas de producción en sus empresas, con la finalidad de obtener productos diferentes al tequila en términos redituables.

*Carlos Javier Almanza Gaviña es especialista de la Dirección de Consultoría en FIRA. La opinión es responsabilidad del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.