Según el Patronato Nacional de la Industrial del Mezcal, constituido por 36 empresas mezcaleras en su mayoría oaxaqueñas, precisó que cada año toma mayor fuerza el posicionamiento de la bebida.

Pero aun cuando el mezcal ha ganado terreno, no ha sido fácil mantenerlo y sobre todo intentar ganarle terreno en la competencia al Tequila.

Hasta hace algunos años el precio del maguey se desplomó porque en el campo había un excedente que se echaba a perder. La siembra desproporcionada de agave fue originada por los tequileros de Jalisco que hace años pagaron “a precio de oro” el kilo de la piña.

Esa es la paradoja de la industria del mezcal: el kilo de agave, que fluctuaba antes entre cinco y seis pesos, ahora está en 70 centavos; sin embargo, los precios de los insumos, como la leña, el gas, la electricidad, la gasolina, la mano de obra, los envases, las etiquetas y fletes han tenido alzas desproporcionadas.

La situación difícil, obligó hace algunos años incluso al cierre de unas 350 pequeñas fábricas en el corredor mezcalero de Oaxaca.

TODA UNA INDUSTRIA

En Oaxaca hay por lo menos 33 especies de agaves silvestres o cultivados, con las cuales se fabrica mezcal.

Del cultivo y aprovechamiento de este producto dependen directa o indirectamente unas 25 mil familias, es decir 125 mil personas, especialmente indígenas, distribuidas en 146 localidades.

Oaxaca es el principal productor nacional de esta bebida, pues procesa unos 12 millones de litros anuales, sobre todo en los distritos de Tlacolula y Yautepec; aunque su producción habitual es en otros siete distritos, estimándose un total de diez mil hectáreas sembradas de agaves o magueyes mezcaleros, con 530 “palenques” registrados.

A la producción de mezcal se le ha dado una importancia destacada debido a que su siembra se hace en una zona donde el sector primario no puede producir otra cosa, a causa de que una topografía montañosa, supeditada a lluvias temporaleras y sin sistemas de riego.

PANORAMA ALENTADOR

Si embargo, el panorama para la industria del mezcal comienza a ser más alentador, según Claudia Ramos Corzo, presidenta del Consorcio de Productores Artesanales “Binniza”, quien destaca que al lograr su denominación de origen —y registrarse ante la Organización Mundial de la Propiedad Industrial; la constitución del Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal (Comercam) desde donde se vigila el cumplimiento de la Norma Oficial Mexicana (NOM 070-SCFI-1994)— lograron un mejor posicionamiento, obteniendo con ello grandes utilidades y la satisfacción de un gran producto.

Abundó que tan solo el 60 por ciento del total de la producción se exporta a Estados Unidos, quedándose el 40% en el estado de California y el otro 20 se distribuye en otras entidades del vecino país.

El otro 30% se queda para consumo nacional y el 10% se exporta a Europa y a Asia, destacó.

Resaltó que todos estos esfuerzos en conjunto han venido a reforzar la credibilidad de la bebida y hoy en día el mezcal se posiciona y se ha hecho moda en diversas entidades del país.

PARA TODOS

En tanto, Rolando Cortés Hernández, director general de “Agave Cortés” productora de mezcal “Jolgorio”, señaló que el mezcal es hoy en día una bebida que se consume en muchos países del mundo, y se ha dejado de lado la idea de que sólo era una bebida para determinadas clases sociales, siendo que “en nuestros desde el más humilde hasta el más encumbrado consume mezcal”.

Sin embargo, aclara que esto no significa que todos conozcan de mezcal, pues el ingerir la bebida tiene su “estilo”.

DOBLE DISCURSO

La representante del mezcal “Embajador de Oaxaca”, Wendy Ramírez Jarquín exigió a los gobiernos estatal y federal ser más sensibles para impulsar un mayor despegue de esta industria. No obstante, las misceláneas fiscales aprobadas en los últimos años están inhibiendo las industrias del tequila y mezcal que requieren de apoyos en vez de castigarlas con tantos impuestos y trámites burocráticos.

Incluso lamenta que para la actual Feria del Mezcal las autoridades del municipio de Oaxaca de Juárez estaban en el ánimo de imposibilitar la realización de la misma al poner una serie de trabas burocráticas para su organización.