Justo cuando pensaba ordenar otra cerveza, Dolores Vargas vio un cadáver entre sus compañeros. La cama del hospital le dijo que ya había bebido demasiado o se equivocó de lugar. De pronto, el diálogo que se suscitó entre el hombre en cama y su psique le dijeron a Dolores que se trataba de la noche de teatro en el Dublín.

“El Hubiera No Existe” era el título que le recordó a Dolores sus múltiples problemas, pero decidió olvidarlos al menos por esos instantes. Ella, como todos los asistentes, entró en la piel de Nino, el joven que sufrió un accidente precisamente por no alcanzar a ver el límite entre la diversión y el exceso.

A pesar del calor de las copas, la multitud y la índole del escenario —gran parte del argumento se desarrolló entre la barra y las mesas—, el tiempo se detuvo en un mal trago. Además de la estremecedora temática, la interpretación de los actores Jorge Téllez (actor, productor y escritor) y Marcela de Luna, puso al público contra la pared.

El otro espacio teatral

En una pared se puso de manifiesto lo que sucedía en el cuarto de hospital que era el bar, a través de una secuencia filmada donde Luis Couturier y Sergio Catalán, reconocidos actores, interpretaron al papá y al médico del protagonista, respectivamente. Con su participación se armó el rompecabezas de dolor que acompaña a las tragedias. La arriesgada propuesta escarbó en lo más profundo de la tendencia humana hacia la autodestrucción y confrontó a los presentes con sus decisiones y temores.

El hubiera no existe, ya lo dice el título de la puesta que trajo Zeiget producciones. Aplíquelo y asista los próximos dos miércoles (25 de agosto y 1 de septiembre) por una dosis de realidad.