Al iniciar la Revolución Mexicana, en 1910, se producían 832 mil litros de bacanora, sin embargo, la producción del licor se ubicó en 2009 a 360 mil litros, equivalente a menos de la mitad de lo que se reportaba en el año en que emergió el movimiento revolucionario.

La bebida, que se elabora de manera artesanal y su creación data de la segunda mitad del siglo XVII, surgió en el poblado de Bacanora, donde se elaboraba de manera clandestina, hasta 1992 que se legalizó su producción al igual que en el resto de la entidad.

En 1899, a solicitud del gobierno federal, se realizó un censo de las fábricas existentes y se registraron 68 productores. En 1915, la Tesorería general expidió un documento por medio del cual se otorgaron cuatro permisos provisionales para destilar el llamado entonces "Aguardiente Mezcal" en Baviácora, Nuri, Arizpe y Caborca.

Sin embargo, hasta la actualidad no existe una autorización oficial para la elaboración de bacanora, no obstante que desde el 2000 se cuenta con la denominación de origen y una Norma Oficial Mexicana (NOM) para producirlo en 35 municipios.

El productor de bacanora en Aconchi, Roberto Contreras Mayoral, creció entre fabricantes de esta bebida y heredó el gusto por esta actividad de sus padres y abuelos, la cual es complementaria a la cría de ganado bovino en el rancho Tepua.

Durante la Revolución Mexicana, se dio el auge de la industria tradicional del bacanora en la entidad, debido a que no había formas suficientes de controlar la producción de alcohol, ni gendarmes para hacer valer la ley.

"Estamos en esto desde hace 300 años en el rancho, desde la llegada de los españoles que enseñaron a fermentar y destilar a los -indígenas- Opatas que poblaron estas tierras", mencionó.

Recordó que antes de 1992 producían el bacanora a escondidas, sin embargo no tuvieron inconvenientes por eso, ya que no eran perseguidos ni molestados por las autoridades, "nunca tuvimos problemas, supimos llevar las cosas, la gente iba a buscarlo".

En 1915, el entonces gobernador de Sonora, Plutarco Elías Calles, prohibió la manufactura y comercialización de bebidas alcohólicas en el estado, incluida la bacanora.

Con la ley seca desaparecieron las plantas destiladoras y durante muchos años los policías localizaron y destruyeron las destilerías clandestinas conocidas como vinatas, por eso la industria de este licor estuvo en peligro.

Contreras Mayoral manifestó que las dificultades surgieron a raíz de la despenalización de la producción de bacanora, porque a partir de ahí los productores se enfrentaron a las dificultades para mejorar el proceso de producción de la bebida.

La actividad se ha desarrollado de manera rudimentaria y ahora el principal problema es hacer los cambios para elaborar el bacanora de forma más industrial, buscar los apoyos en las dependencias gubernamentales y los permisos, externó.

Ahora que el gobierno de Sonora pretende impulsar la producción de bacanora, el propietario del rancho Tepua busca hacer de ésta su actividad principal con el apoyo de sus hijos, quienes ya aprendieron a elaborar esta tradicional bebida.

Indicó que realiza actividades para mejorar las técnicas y sistemas de producción de la bebida sin perder el toque artesanal en su elaboración para que no pierda su esencia, incluso está en trámites para exportarlo a Arizona, Estados Unidos.

En Sonora existen unas tres mil familias que se dedican a la elaboración de bacanora y generan unos mil 500 empleos informales, según información del organismo. El litro de la bebida se cotiza en 200 pesos.

En 2008 se creó la Ley de Fomento para la Producción, Industrialización y Comercialización del Bacanora, sin embargo aún no existe una autorización oficial que regule la fabricación de la tradicional bebida.

El director de Alcoholes del gobierno estatal, Francisco Bueno Ayub, expuso que "no sabemos exactamente cuántas personas lo producen, pero hay gente que lo elabora en sus casas de manera austera y resulta peligroso, por eso se tiene que regular".

Refirió que se propuso al Congreso del estado la creación de una licencia o permiso que autorice la producción de bacanora, que contenga las medidas reglamentarias de salud y que su costo sea de 30 mil pesos.

Al respecto, la presidenta de la Comisión de Agricultura del Congreso local, Dolores Montaño Maldonado, expuso que buscan reformar el artículo 302 de la Ley de Hacienda estatal para que aparezca la licencia que oficializará la elaboración de bacanora.

En el mencionado artículo se habla de la renovación de una licencia que no existe y por ello hay que crearla, con lo que el productor podrá elaborarlo de manera regular y comercializarlo en el mercado regional, nacional y extranjero.

En tanto, el Consejo Sonorense Promotor de la Regulación del Bacanora ha puesto en marcha el proyecto integral para el desarrollo sustentable para la industria de bacanora 2010-2015.

El director del organismo, Luis Siller Contreras, destacó que el bacanora es una bebida emblemática que encierra tradición y cultura de Sonora y es necesario darle formalidad a su producción, industrialización y comercialización.

Para 2010 se pretende establecer cien hectáreas con la planta e incrementar la superficie a mil el próximo año y llegar a las cuatro mil 500 en 2018, a fin de generar 1.2 millones de litros de bacanora y crear nueve mil empleos formales en esta actividad.

La tradicional bebida es muy apreciada en Sonora, pues se consume en todos los estratos sociales, buscar salir del clandestinaje para complacer a los paladares más exigentes del mercado de los destilados de agave.