La crisis de 2008-2009 aumentó en 210 millones el número de personas sin trabajo en el mundo.

En Estados Unidos, la tasa de desempleo apenas está ligeramente abajo del 10 por ciento. En España continúa en 20 por ciento y en la mayor parte de las naciones desarrolladas sigue en niveles muy elevados a pesar de la recuperación.

Pero el desastre viene cuando se observan tasas de desempleo entre los jóvenes. Por ejemplo, el dato más reciente en Estados Unidos marca 19.1 por ciento; en España está en 39.8 por ciento; en Francia, en 20 por ciento; en Brasil, en 17 por ciento, sólo por poner algunos ejemplos.

El problema es que aun los más optimistas consideran que aunque se recupere el crecimiento de la economía, no va a suceder lo mismo con los niveles de empleo.

Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional considera que en este año la economía mundial crecerá en 4.2 por ciento y para 2011 lo hará en 4.3 por ciento.

Pero si consideramos solamente a las economías avanzadas, entonces van a andar en niveles de 2.3 por ciento para los 2 años.

Y con este impulso no se logrará alentar de nueva cuenta la generación de empleos nuevos y menos aún para los jóvenes.

Faltan varios años todavía para que la tasa de desempleo en Estados Unidos, por ejemplo, sea de 5 por ciento, como lo era antes de la crisis.

El fenómeno del que le comentaba previamente, el surgimiento de los llamados "ninis", puede dejar de ser un problema concentrado en los países emergentes y convertirse en un fenómeno que también se asiente en las naciones desarrolladas.

Si al abandonar 9 o pocos más años de escuela, los jóvenes de los barrios pobres en las ciudades del primer mundo no encuentran opciones laborales a la vuelta de un lustro, entonces los problemas sociales que hemos visto en México se van a replicar en lugares que hoy ni siquiera lo sospechan.

El riesgo de que se enrolen en actividades delincuenciales es muy elevado, por lo que pueden repetirse fenómenos sociales como el que en México ilustra Ciudad Juárez.

Lo más crítico es que no se ve cómo se pueda acelerar el crecimiento de la economía ni tampoco que los gobiernos diseñen programas específicos para hacerle frente a esa problemática.

Para México, la situación no es halagüeña. En la medida en que el desempleo en Estados Unidos siga elevado, va a ser muy complicado que los paisanos tengan mayores oportunidades de trabajo. Es factible también que adquieran nuevo aire movimientos antiinmigrantes, como el de Arizona.

No sé si en los países avanzados vaya a haber tantos "ninis" como los que hay en México y seguramente en otras naciones en desarrollo. Pero de lo que no hay duda es de que enfrentan, igual que lo estamos haciendo nosotros desde principios de este siglo, el riesgo de tener una generación perdida, que en lugar de generar riqueza, le represente una carga a las naciones, que se puede sumar a la que le reportan los jubilados.

Se crearía así el potencial de una crisis social y fiscal de grandes proporciones, quizás en la segunda parte de esta década.