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COORDENADAS Un vaso a la mitad.
25/10/2010
Enrique Quintana
Le comento lo anterior en relación con las cifras de las exportaciones de manufacturas de México correspondientes a septiembre, que el viernes pasado dio a conocer el Inegi.

Es bien conocido el hecho de que un vaso con agua a la mitad pueda verse medio lleno o medio vacío

Si vemos el vaso en un cierto momento, cualquiera de las dos caracterizaciones será la correcta. Pero si lo vemos en varios momentos, podremos saber si el vaso se está vaciando o se está llenando.

Le comento lo anterior en relación con las cifras de las exportaciones de manufacturas de México correspondientes a septiembre, que el viernes pasado dio a conocer el Inegi.

Si comparamos el dato del noveno mes de este año contra el mismo mes del año pasado (con base en cifras desestacionalizadas) todavía las exportaciones manufactureras registran un crecimiento de 27.3 por ciento. El vaso medio lleno.

Si nos quedamos sólo con ese dato, no queda sino concluir que aunque ya no son tasas tan espectaculares como las de meses anteriores, sin duda reflejan un gran éxito exportador.

Pero si comparamos las cifras de septiembre contra las de agosto, tenemos ya una leve caída de 0.7 por ciento.

Aún más, si comparamos las del tercer trimestre contra las del segundo, el crecimiento fue de sólo 1.7 por ciento frente a un 7.2 por ciento que se registró tres meses antes. El vaso medio vacío.

Este resultado no es sorpresivo. El destino principal de las exportaciones mexicanas es Estados Unidos y las importaciones realizadas por EU están frenando.

En el bimestre julio-agosto (aún no hay datos de septiembre) hubo un virtual estancamiento respecto al nivel del bimestre previo, cuando en el periodo anterior se registró un aumento de 4.3 por ciento.

No sólo son elocuentes las estadísticas que muestran que la demanda norteamericana por productos exportados desde México se ha frenado, sino que un tema clave de las discusiones sobre políticas públicas en EU es qué hacer para evitar este freno, que se ve ya inminente.

Ante esta realidad, como dirían los tripulantes del Apolo 13: "Houston, tenemos un problema".

El problema estriba en que se nos está apagando el motor.

Si las exportaciones hubieran crecido al mismo ritmo que la demanda interna, en lugar de aspirar a un crecimiento de 4.8 por ciento para este año, como lo estima Hacienda, quizás estaríamos con tasas de apenas 2 a 3 por ciento, que es la que nos espera si el Gobierno de Obama no consigue alentar nuevamente la actividad económica.

El otro dato que es para preocuparse, y también se conoció el viernes, fue el del desempleo.

Por más que los funcionarios presuman quincena tras quincena los empleos creados, no sólo no se abate la tasa de desempleo, sino que en septiembre subió. Alcanzó el 5.7 por ciento cuando había bajado a 5.44 por ciento en agosto.

Y, de nueva cuenta, si tomamos el promedio del tercer trimestre, de 5.61 por ciento, resultó la cifra más elevada en un año, es decir, desde el tercer trimestre de 2009.

Si, frente a estas evidencias y otras más que habrán de surgir en el curso de las próximas semanas, seguimos con la opinión de que nada pasa en la economía y de que todo está bien, podemos tener una muy desagradable sorpresa en los primeros meses del 2011.

Lo malo es que se siguen tomando decisiones como si la economía mexicana fuera hacia arriba de manera franca y sin obstáculos.

Ronda el fantasma del "catarrito".

Fuente: Reforma    
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA    





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