La expectativa ahora es un crecimiento global de 4.4 por ciento, 2 decimas más que lo estimado en octubre. Esto significa alrededor de 125 mil millones de dólares más en el valor del PIB mundial.

Para que tenga usted una idea de este extra, equivale a un 12 por ciento de todo el PIB que se generará en México este año.

Es muy diferente un ambiente en el que hay una caída de la economía mundial en 0.6 por ciento, como en el 2009, que otro en el que el crecimiento previsto es el 4.4 por ciento señalado.

Por otro lado, los mercados bursátiles en casi todo el mundo han reencontrado su camino alcista. Ayer, por algunos momentos el Dow Jones superó la barrera de los 12 mil puntos por primera vez desde el 2008, aunque al final cerró ligeramente por abajo.

Será cuestión de horas o de días para llegar de nuevo a ese nivel.

En el caso de México, el FMI se sumó a las revisiones al alza de las perspectivas y planteó para este año un escenario de 4.2 por ciento en lugar del 3.9 por ciento previsto.

Pareciera entonces que todo va muy bien... en el corto plazo.

Las cosas ya no están tan claras si en lugar del 2011 vemos una perspectiva de mediano plazo y vemos el horizonte de 2015.

De entrada, a nivel mundial, hay dos problemas.

Nadie sabe bien a bien cómo habrá de resolverse el tema de los enormes déficit de las finanzas públicas de la mayor parte de las economías desarrolladas. Los problemas se han empujado hacia adelante sin encontrar soluciones inmediatas.

El otro gran tema es el de las regulaciones financieras. El mundo se ha partido entre quienes, como el Gobierno de Francia, plantean modificaciones sustantivas en el control de los flujos financieros y quienes piensan que sólo un ligero mejoramiento en la autorregulación y en las obligaciones de revelación de información serán suficientes para evitar los vicios que condujeron a la crisis de 2008.

Hoy nada claro se ve. Hay una tendencia a la inercia, a que no hay cambios sustantivos a diferencia de lo que sucedió en los 30 o en los 80, cuando hubo cambios de fondo en la orientación de las políticas económicas.

En la década de los 30 del siglo pasado, al amparo del "New Deal", de Franklin Delano Roosevelt, la economía de EU salió de la crisis. En los 80, con la revolución conservadora que encabezaron Tatcher y Reagan también se le dio toda una vuelta a la gestión de la economía mundial.

Hoy, ni se quieren dejar las cosas como antes de la crisis, ni tampoco ninguno de los cambios que se han instrumentado significan una vuelta de tuerca en la gestión de la economía mundial.

El Foro Económico Mundial de Davos, que se lleva a cabo en estos momentos, tiene este tema como un gran telón de fondo.

Y en México no hay para dónde hacerse.

Todas las propuestas económicas están tamizadas hoy por su efecto electoral, tanto para este año como para el siguiente.

Pero hasta ahora ninguna incorpora las impopulares reformas estructurales, que serían cruciales en la perspectiva de mediano plazo.

El 2011 viene bien, pero los siguientes 5 siguen en la incertidumbre, lo que no es para emocionar a nadie.

enrique.quintana@reforma.com