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Adobe de Guadalupe y sus vinos celestiales.
23/05/2011
Vicente Gutiérrez
Tener un viñedo, vivir en Ensenada y hacer vinos era el sueño de Arlo, joven de 20 años. Pero desgraciadamente, antes de cumplir sus deseos murió en un accidente automovilístico en la tierra que amaba. Sin embargo, sus padres (True y Donald Miller), repuestos de su dolor, continuaron con los sueños de su hijo y crearon Adobe Guadalupe, que ahora es una de las vinícolas más importantes de México.

Tener un viñedo, vivir en Ensenada y hacer vinos era el sueño de Arlo, joven de 20 años. Pero desgraciadamente, antes de cumplir sus deseos murió en un accidente automovilístico en la tierra que amaba.

Sin embargo, sus padres (True y Donald Miller), repuestos de su dolor, continuaron con los sueños de su hijo y crearon Adobe Guadalupe, que ahora es una de las vinícolas más importantes de México.

“Fueron muchas señales divinas y mi hijo adoraba su país. Yo le decía: ‘Vete de vacaciones a Aspen’, pero él prefería México. Por él y porque nos enamoramos del lugar estamos aquí”, explicó en entrevista True Miller.

Los Miller son dueños de Adobe Guadalupe, viñedo y hotel boutique en el Valle de Guadalupe y es True, una señora alta de sonrisa franca y platicadora, quien nos relata su historia.

¿Fue difícil cumplir el sueño?

“No, todo se fue dando de manera natural... encontramos el terreno, mi mamá me había regalado dinero y era la cantidad exacta que necesitábamos para comprar el mismo; entonces conocimos a Hugo, teníamos un amigo arquitecto y en verdad que fue muy fácil”.

Adobe de Guadalupe inició bajo la mano de Hugo D’Acosta, ahora famoso enólogo, quien tuvo sus inicios en el viñedo de los Miller, quienes sembraron las semillas en 1998; en el 2001 tuvieron su primera cosecha.

¿Por qué cada uno de los vinos lleva el nombre de un arcángel?

“Qué mejores amigos puede tener mi hijo en el cielo que no sean los arcángeles. Por eso se llaman Gabriel, Serafiel, Kerubiel, Miguel y Uriel”.

En Adobe de Guadalupe descansan las cenizas de Ario. Cuentan con una pequeña capilla, una de las construcciones más bellas dentro de la propiedad.

¿Qué tan complicado ha sido tener el viñedo?

“Nada, parece como si alguien, creo que la Virgen de Guadalupe, estuviera con nosotros... Todo ha sido maravilloso desde que empezamos”.

¿Cuántas botellas producen hoy en día?

“Muy pocas, entre 8,000 y 9,000 cajas. Somos muy aburridos (risas). Queremos tener más calidad, no mayor cantidad; por eso nuestra producción es poca y mucha se vende antes de que la tengamos”.

¿Cuál sería el secreto de Adobe de Guadalupe?

“Que tenemos el control de todo... Nosotros no compramos uva, es nuestra y le damos seguimiento a cada uno de los pasos”.

Adobe fue uno de los primeros viñedos en explotar el concepto de hotel...

“Sí y nos ha ido muy bien. Primero con el turismo estadounidense, que venían mucho... pero con la crisis en Estados Unidos se acabó. Ahora tenemos turismo nacional y estamos felices de que en México haya tanto interés por su vino”.

El jardín secreto es uno de tus vinos que más ha llamado la atención en los últimos meses... por su precio y calidad.

“Mi hija me pidió que hiciéramos un vino un poco más barato para los jóvenes, pues querían consumir vino en sus fiestas. Entonces le dije a Hugo si podíamos hacer algo más accesible y así nació El jardín secreto”.

Uno de los proyectos que está impulsando Adobe de Guadalupe (junto con otras vinícolas) es la construcción de un acueducto que lleve agua al Valle de Guadalupe. Adobe de Guadalupe también lanzó Rafael, vino elaborado en su mayoría por uva Nebbiolo que comienza a ser explotada en el Valle de Guadalupe. Y ya tienen Lucifer, el primer mezcal de la empresa.

Fuente: El Economista    
Categoría: TIPOS DE PRODUCTO    





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