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COORDENADAS Un horizonte optimista.
25/07/2011
Enrique Quintana
¿Cómo se ve el desempeño de la economía mexicana en el futuro? Todo depende del horizonte.

En el corto plazo, lo más probable es que tengamos un resultado mediocre; en el mediano, incierto, pero lo bueno es que en el largo plazo hay elementos suficientes para tener confianza en que las cosas van a estar mejor.

Vamos por partes.

Para los próximos meses, todos los indicios señalan una tendencia a la desaceleración de la economía. El motor más importante del crecimiento en los últimos años fueron las exportaciones de manufacturas a los Estados Unidos. Y al margen de lo que finalmente suceda con el tema del techo de endeudamiento para el Gobierno de Obama, la economía norteamericana se va a desacelerar y con ello se va a frenar el ritmo de las exportaciones mexicanas.

El mercado interno no ha conseguido tener el impulso necesario para reemplazar al motor externo, por lo que es probable que la desaceleración se acentúe en los últimos meses de 2011 y tengamos en los siguientes 12 meses un crecimiento más pobre del que hasta hace poco se pronosticaba, más cerca del 4 que del 5 por ciento.

Si en lugar de pensar en los próximos 12 meses, visualizamos un horizonte de 3 o 4 años, nos vamos a enfrentar con interrogantes que se van a resolver sólo en función de los cambios políticos en México.

Si el resultado electoral de 2012 condujera de nueva cuenta a una parálisis en la capacidad para realizar reformas institucionales de gran alcance, entonces lo más probable es que el resultado mediocre se extendiera por todo un sexenio.

Si, por ejemplo, un triunfo del PRI significara que siguieran sin cambiarse cosas esenciales como la industria energética, la legislación laboral, la eficiencia del Estado, entre otras cosas, entonces el mejor de los horizontes sería una expectativa de crecimiento de 3 a 4 por ciento para el siguiente sexenio... siempre y cuando no haya otra crisis financiera en el mundo.

Sin embargo, si visualizamos la economía mexicana en los próximos 20 o 25 años, la perspectiva es más favorable que si vemos sólo el corto o mediano plazos.

Lo primero que se puede ver es una tendencia demográfica que probablemente aumente el ingreso per cápita de modo lento pero sostenido.

Todavía tenemos de una a dos décadas de incremento de la tasa de participación de la población ocupada en el total de la población. Familias más pequeñas con mayor cantidad de personas que aportan ingresos van a incrementar la cantidad de dinero que hay en los hogares.

Un incremento lento pero sostenido de los años de escolaridad de la población promedio va a implicar un aumento de la productividad de la economía mexicana.

Una mayor tasa de urbanización y un aumento de la bancarización irán de la mano para tener un mercado interno más robusto.

La economía norteamericana -le hemos comentado en otras ocasiones- es la más robusta de las economías desarrolladas y, aunque enfrentará una creciente competencia asiática, probablemente siga como la mayor del mundo por un par de décadas, lo que da oportunidades a la economía mexicana.

Estos factores estructurales son los que aprecian los inversionistas extranjeros que siguen llegando a México y hacen apuestas que rebasan por mucho el corto plazo.

En medio de los problemas que tenemos, no hay que perder de vista este horizonte de largo plazo para renovar la expectativa y la esperanza.

Fuente: Reforma    
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA    





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