Ayer, el Inegi dio a conocer las cifras del comercio exterior de México en el mes de agosto. De acuerdo con ellas, las exportaciones totales de México cayeron en 3.2 por ciento respecto a julio (con datos desestacionalizados) y la caída fue mayor en el caso de las no petroleras, con un retroceso de 5 por ciento.

Si nos vamos a un detalle mayor, vemos que la caída de las exportaciones de manufacturas fue de 6.2 por ciento y específicamente la de las exportaciones automotrices fue de 15.9 por ciento.

Estamos viendo el principio de la historia, pues no se trata de un comportamiento excepcional. El ambiente económico en los Estados Unidos condujo de nuevo a las familias a ser muy conservadoras en sus gastos, lo que implica que muchos que pensaban comprar un coche nuevo, por ejemplo, probablemente pospongan la decisión.

La historia es la misma de siempre. Si la gente compra menos, tras un cierto tiempo las empresas empezarán a producir menos y eventualmente a reducir su plantilla laboral, lo que a su vez reduce el mercado. Ese círculo vicioso requiere un cambio profundo de percepción para romperse y hoy no se tiene a la vista ningún "shock de optimismo" que pueda cambiar las cosas.

Ya le comentamos en otra ocasión que si bien sin duda México seguirá teniendo al mercado norteamericano de lejos como el más importante, es necesario que incursione en otros en los que el freno de la actividad económica será menor.

Sería muy bueno que más y más empresas de nuestro País exploraran el mercado de China, pero, con certeza, el grado de dificultad para llegar a él es más elevado.

Sin embargo, la opción más viable, indudablemente, es América Latina. De acuerdo con los pronósticos más recientes del FMI, mientras que Estados Unidos crecería sólo a un ritmo de 1.8 por ciento en 2012 y la Unión Europea lo haría a una tasa de 1.1 por ciento, América Latina en su conjunto llegaría a una tasa de 4 por ciento.

Y, sin embargo, las exportaciones mexicanas se dirigen en un 78 por ciento a Estados Unidos y apenas en 8 por ciento a Latinoamérica.

Con el comercio nos ha ocurrido algo parecido a lo que nos pasa con el petróleo. Para el Gobierno es tan sencillo obtener recursos de Pemex, que no se ha diseñado un sistema fiscal que haga pagar a todos.

En el caso de las exportaciones, era más fácil venderles a los estadounidenses que hacer un esfuerzo verdadero por aumentar la diversificación, independientemente de que EU siguiera siendo nuestro cliente número uno.

El problema es que, al menos en el corto plazo, el potencial de crecimiento de las exportaciones será mayor en América Latina que en Estados Unidos.

De acuerdo con los pronósticos del FMI, habrá países que tendrán un buen desempeño, pese a todo, el próximo año.

Por ejemplo, Perú crecerá 5.6 por ciento; Panamá, 7.2 por ciento; Chile, 4.7 por ciento; Argentina, 4.6 por ciento. El gigante de la región, Brasil, no tendrá uno de sus mejores años y se quedará en 3.6 por ciento que, de cualquier manera, duplica el ritmo que tendrá EU.

A ver si finalmente decidimos que aunque nos cueste más tiempo y esfuerzo, buscamos mercados que nos hagan menos dependientes al ciclo económico de Estados Unidos.