Si piensas que el alcoholismo es una enfermedad masculina el testimonio de Norma te demostrará lo contrario. Ella comparte con nosotras el infierno que vivió durante siete años. No la encontramos vagando por la calle, ni sucia; al contrario, Norma nos espera con la apariencia impecable de una profesionista que salió de la oficina. En un rincón del jardín dentro de las instalaciones de Jóvenes AA -Alcohólicos Anónimos- iniciamos nuestra plática. Ella es una chica alcohólica con problemas emocionales y mentales. Hace un año llegó al grupo para vivir sin beber. "Mi objetivo hoy es ser feliz y no dañar a nadie. Soy insegura. Poco a poco me he ido conociendo, tengo defectos y virtudes", comenta.