Uno de los temas de conversación más recurrente en las fiestas propias de la época es el alcoholímetro y el número creciente de personas que son sorprendidas al conducir después de haber ingerido bebidas embriagantes. Casi todos aprueban la operación del detector, porque es raro encontrar personas que no tengan una historia que contar sobre una víctima cercana de la conducción irresponsable. No obstante, habrá que recordar a las autoridades del gobierno de la ciudad de México que, si bien, con ese programa impiden a decenas de conductores cometer daños por conducir bajo los efectos del alcohol, son más los que sin ingerir bebidas se comportan de manera irresponsable y no hay quien les sancione.