Erika P. Buzio

(3 octubre 2009).- Preso por órdenes del usurpador Victoriano Huerta en la intendencia de Palacio Nacional, junto al presidente Francisco I. Madero y el general Felipe Ángeles, José María Pino Suárez se lamenta: "¿Qué he hecho yo para que quieran matarme?".

Resignado ante su destino, alcanza la lucidez en una última carta a su amigo Serapio Rendón: "La política, al uso, es sólo odio, intriga, falsedad y lucro. Hoy lo veo con claridad y les doy la razón a quienes me pedían que me alejara de ella".

Entre los protagonistas de la Revolución Mexicana, Pino Suárez se le presenta al escritor Ignacio Solares (Ciudad Juárez, 1945) como el héroe más trágico: un hombre que jamás ambicionó un cargo político y, sin embargo, terminó devorado por el poder.

"Pino Suárez es un héroe de nuestros días, un hombre honesto, víctima de su misma rectitud, de su coherencia, que demasiado tarde se da cuenta dónde está metido... ojalá nuestros políticos razonables, que los hay, se vieran reflejados en ese espejo".

Solares recrea las últimas horas del vicepresidente en el primero de los cuentos de Ficciones de la Revolución Mexicana (Alfaguara), en el que el escritor altera el destino de los personajes al imaginar "¿qué hubiera pasado si..?".

El narrador se sirve de las dudas y conjeturas de los historiadores para dar una vuelta de tuerca a los acontecimientos, por ejemplo, ¿qué hubiera sucedido si Arnulfo Arroyo no hubiera fallado en su intento de matar a Porfirio Díaz en 1897?

La consecuencia es el ascenso al poder del general Bernardo Reyes, cuya primera acción es levantar grandes monumentos en honor a Díaz en el Paseo de la Reforma y a la postre, aparecería como un héroe patrio en los libros de texto.

"La ventaja del novelista es que puede llenar con la imaginación los huecos que deja la Historia. A la Historia también hay que ponerle imaginación para entenderla, enriquecerla", asegura.

A Ignacio Solares siempre le ha intrigado suponer que los hechos pudieron haber sido distintos a como sucedieron. En otro cuento, lanza otra hipótesis: ¿qué hubiera sucedido si Díaz hubiera mandado fusilar "en caliente" a Madero? ¿No habría habido Revolución?

"Eso es lo trágico no sólo de la Historia sino de la condición humana: suponer que las cosas pudieron haber sido diferentes".

La Historia también está hecha de errores: ¿Por qué Madero no mandó fusilar a Huerta, a pesar de que su hermano Gustavo lo descubre como parte de una conspiración en su contra? "Es incomprensible la ceguera de Madero ante Huerta", sostiene.

Solares se sirve para su "divertimento" de diversas fuentes: Francisco Bulnes, Friedrich Katz, Federico Gamboa, John Womack, Fernando Benítez.

"Es un juego estremecedor, terrible, que nos habla de la circunstancia humana, de cómo el encuentro de ciertos caminos llevan a otro cauce".

Rescata, por ejemplo, una descripción que el dictador Díaz hizo de los mexicanos que, según Bulnes, lo convenció de que su tarea era satisfacer un deseo innato de autoridad patriarcal: "Están contentos con comer desordenadamente antojitos y beber cerveza y pulque a las horas más disparatadas, levantarse tarde, ser empleados públicos con padrinos de influencia, asistir a su trabajo sin puntualidad, tener la decoración de las instituciones mejor que las instituciones sin decoración".

"Tener poder es el primer síntoma de la locura", sentencia el director de la Revista de la Universidad.

Solares anticipa que el primero de los 18 cuentos, Pino Suárez y la política -su favorito- será la semilla de una futura obra de teatro, centrada en la aprehensión de Madero, Pino Suárez y Ángeles en la intendencia de Palacio Nacional. "Siempre he dicho que la política es el veneno y el antídoto es la cultura".

Contra el despilfarro El escritor Ignacio Solares, autor de títulos como La invasión y Madero, el otro, pide austeridad en los festejos del Bicentenario. "Esto es como en una familia pobre: es absurdo querer hacer una gran fiesta y gastarse lo que no tiene", afirmó.

Dijo que 2010 es la oportunidad para conjurar viejos fantasmas como la violencia: "Si algo nos ha enseñado la Historia es precisamente que el progreso de un pueblo sólo se da en la paz".

Tan sólo en los primeros 30 años de vida independiente hubo 50 gobiernos, de los cuales 11 correspondieron a Santa Anna, y casi todos fueron producto del cuartelazo.

"Nuestra lucha es por la paz", acota.

Así lo dijo "El Bicentenario es la oportunidad para quitar a los héroes su condición de piedra y de yeso".

Ignacio Solares Escritor