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Maldita adolescencia
10/10/2009
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NADA RESUME mejor el deUcado equilibrio de la adolescencia que la tabla de skate. Quienes practican este desafio saben, como el náufrago, que la tabla es un salvavidas, que la tabla permite desafiar la gravedad y la ley, que la tabla es el primer mandamiento.

NADA RESUME mejor el deUcado equilibrio de la adolescencia que la tabla de skate. Quienes practican este desafio saben, como el náufrago, que la tabla es un salvavidas, que la tabla permite desafiar la gravedad y la ley, que la tabla es el primer mandamiento. En Paranoid Park, Gus van Sant logra una de las mejores incursiones en ese mundo esquivo al que vuelve periódicamente para hechizamos con una sabia mezcla entte lo monstruoso y lo beUo que está en la enttaña de obras como Mi Idaho privado, Drugstore cowboy o, más recientemente, Elephant y Lost days. Van Sant adopta recurrentemente un plano-secuencia que tiene que ver con este mundo adolescente: la cámara sigue la espalda del protagonista muchos minutos, como diciendo: "Eh muchacho, toma el camino, Uega hasta el final del pasiUo sin miedo, tienes toda la vida por delante, muchacho". La vida en esos años es, a menudo, unos padres divorciados, una novia tonta, un sitio de comida rápida, un temor a salir del armario y sobre todo la tabla y esa cueva del dragón que, en el centto de cualquier ciudad del mundo, en cualquier Paranoid Park, gobierna un grupo de desarraigados que hacen skate, toman drogas y se suben a los tienes en marcha.

Alex, protagonista de Paranoid Park, también se subió a un mercancías en una ciudad pormaria como Portiand y se enconttó, como suele ocurrir a esa edad, con el monstmo en persona. Pero no contemos el secreto hechicero de esta hermosa fábula que pasó pidiendo permiso por los circuitos de arte y ensayo y que incluye en su ensoñación dos músicas que inciden en ese estado de etema insatisfacción e hipnosis Uamado adolescencia: la magia de Niño Rotta y la tierna desesperación de EUiott Smith.

Inconscientemente, Paranoid Park nos lleva a otro puerto muy distinto, Inherent Vice, la última novela del reaparecido Thomas Pynchon publicada en Estados Unidos sobre otra de las grandes artes del equilibrio y la adolescencia: el surf. Aunque el detective Doc SporeUo tíene algo más del Marlowe de Chandler que de uno de esos Joñas Brothers de la vida, la marihuana, Califomia y el rumor del oleaje acentúan esa marca de la eterna juventud californiana que la música de Beach Boys üustró con su resaca psicodéUca.

Vampiros y SKATERS. Digamos que hay una cultura para el consumo adolescente y una pulsión adolescente que busca la compUcidad del adulto en la cultura. En el primer caso están aqueUos fenómenos que van desde Stephenie Meyer a Laura GaUego; en el segundo, estos eternos alquimistas como Van Sant que todavía rasttean los secretos de la rebeldía sin causa. De un lado, los vampiros; del otto, los skaters emocionales. En nuesttos días, la derrota de estos últimos Uega hasta la videoconsola con Kurt Cobain convertido en icono del Guitar Hero. Por su parte, que los victoriosos vampiros artasen lo atestigua la televisión: la nueva perla de HBO, True Blood, está concebida por el mago de la nueva ficción Alan BaU (A dos metros bajo tierra, basada en la saga The southern vampires, de Charlaine Harris, y a

grandes rasgos se apoya en la siguiente receta: los vampiros del rural de Luisiana son ya inofensivos desde que han descubierto un gran invento, los comprimidos de sangre sintética inventados por los japoneses, pero alguno insiste todavía en quebrar las reglas de la comunidad y volver a la antigua usanza draculina: el mordisco a la yugular. Otta autora que cultiva el género del mordisco con una popularidad asombrosa es la neoyorquina Claudia Gray, de la que Montena ha ttaducido ya en el mercado español dos potentes dosis de colmUlos: Adicción (nada que ver con aqueUa bizarra película que Abel Fertara hizo con un vampiro que leía a Proust encamado por Christopher WaUsen)

y Medianoche (la hora en que los vampiros salen de marcha).

Recapitulemos. La última vez que su hijo o su hija le han pedido dinero prestado no pcira comprarse un comprimido de sangre sintética japonesa sino para el último disco de Joñas Brothers, usted probablemente se ha quedado in albis. Podemos ttanquiüzarle, no se ttata de una regresión. La prestigiosa y siempre progresista revista Rolling Stone aparte de dedicarles una portada al grupo (nada raro, también lo hizo con Backstteet Boys o Britoey Spears en su momento), incluía su disco (y eso sí que es pecado) entte lo más grande del pasado año, en liza con los ttabajos de Dylan, WUco o TV On the Radio. Airados, muchos lectores de la edad de WUUe Nelson cancelaron la suscripción a la pubUcación, pero ottos muchos se subieron al carto de estos mocosos, más jóvenes todavía que los Kings of León (también hermanitos) cuando empezaron. Total que los Joñas son hoy material de culto casi para todas las edades y Nick Joñas, que ya es embajador mundial contta la diabetes, quiere ser en un futuro no muy lejano presidente de Estados Unidos.

Pero la palma de todo este puñetero revuelo sentimental, que asquean'a a Holden

Caulfield (El guardián entre el centeno fue pubUcado en 1951 cuando estaban de moda el swing, la franela y el whisky con soda), pero que hace frotarse las orejas de contentos a editores y disqueros de medio mundo, se la Ueva un autor romano Federico Móc ela, que ha conseguido eclipsar a la mismísima Fontana di Trevi con una fertetería sentimental que está haciendo esttagos en el mundo: poner candados en el Ponte MUvio, uno de esos puentes que, con menos giamour qae. Brooklyn o Waterloo, está a punto de ser Uteralmente cubierto por ese óxido amoroso con el que muchas parejas adolescentes sueñan con vencer el tiempo. Nada de juramentos de sangre, ni vampiros, ni tablas tuneadas de skate o de surf, un buen candado de ferteten'a (puedes usar el de la vespino o el de la taquUla del cole) y a caminar para siempre unidos hasta el sagrado matrimonio. El caso es recurtente. Federico mandó su primer libro (Tres metros sobre el cielo) y fue esttepitosamente rechazado hasta que con Perdona si te llamo amor rompió todas las predicciones y volvió a aquellos tiempos en que los románticos itaUanos (Luigi Tenco, Tony Rerús, Jinuny Fontana) debatían estas cuestíones en el Festival de San Remo. Los amigos del tocino de cielo pueden también zamparse Tengo ganas de ti, no apto pcira diabéticos culturales.

Cuento gótico. Pongámonos un poco más serios y dejemos en paz a skaters, surfers, vampiros y candados. En la mesa de novedades de este otoño hay dos lecturas altamente recomendables para ese sector del púbUco que los editores, Uevados por su natural pesimismo, engloban el dicho "para todas las edades". De Dave Eggers hemos hablado aquí cuando pubUcó Qué es el Qué y podemos añadir que es el intelectual de moda en Estados Unidos, con sus revistas McSweeney's y The Believery sus constantes acciones humanitarias en Áfiica. Su nueva incursión que dará que hablar se Uama El Monstruo y es un relato fantástico sobre el universo de la infancia que los niños a duras penas entenderán, pero que incide en lo que los psicólogos Uaman "desartaigo" y Almodóvar, "mala educación". Un niño de famiUa disfuncional que sufre la indiferencia de su hermana adolescente, de su padrastto y hasta de su perro se intema un día en el bosque cercano a su urbanización y va a dar a la Isla de los Monstmos, seres que le deparan una fantástica acogida hasta que tanto Max como eUos se dan cuenta de una cosa: ambas partes esperan demasiado del otto, casi como en el amor. SpUce Jonze tiene ya la película a punto con guión de Eggers y muchos adolescentes ya empiezan a descolgar el disfraz de lobo colgado dettás de la puerta.

También con muchas credenciales de genio-Ugeramente-inadaptado se presenta el francés Mathias Malzieu, que Uega a España ttas el gran éxito en Francia de La mecánica del corazón, un cuento gótico ambientado en Edimburgo (uno más) que cuenta las andanzas del pequeño Jack que viene al mundo con un corazón esttopeado que tendrá que reemplazar por ¡un reloj de madera! Una aventura romántica que va de Escocia a Andalucía con un peso en el alma: el protagonista nunca deberá enamorarse. Malzieu, como Amenábar, pone también música a las andanzas de su criatura puesto que es la voz del grupo Dionysos.

La mecánica del corazón recuerda bastante a La melancólica muerte del chico ostra, del maestro Tim Burton, al que no sabemos bien si culparle de esta oleada de vampiros y novias cadáver; de adolescentes románticos subidos a una tabla de skate que arrecian sobre nuestro panorama editorial mientras él apura la posproducción del gran espejo en el que se refleja todo esto, Alicia en el País de las maravillas, de Lewis CarroU. Yo siempre he pensado que este hombre fue, en su vida anterior, un conejo. •

Paranoia Park. DVD editado por Avalon. Perdona

si te llamo amor y ^cngo ganas dc ti, vi..- V.z.....r..

Moccia. Planeta. Joñas, de Joñas Brothers. UniversaL Monstruos, de Dave Eggers. .Mondadori. La mecánica del corazón, de Mathias Malzieu. Mondadori. Canal -iemite desde septiembre la segunda temporada de True Blood (Sangre jresca). Alicia, de Tim Burton, se estrenará en España el próximo mes de marzo.

Tim Burton apura la posproducción de 'Alicia el gran espejo en el que se refleja todo esto

í wh #f^h Mia Wasikowska, en una imagen de de Tim Burton.

Fuente: El País    
Categoría: TIPOS DE PRODUCTO    





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