Por: Verónica Martínez

La principal región donde se produce 90 por ciento de los vinos nacionales, está a punto de secarse, lo que pone en riesgo a la industria nacional.

El desorden en el uso del agua de la costa de Ensenada, Baja California ha provocado que las 44 casas vinícolas instaladas en la región estén al borde de colapsarse, coinciden empresarios, organizaciones de productores, así como los Gobiernos federal y estatal.

"El Valle de Guadalupe en Ensenada, Baja California vive una fuerte escasez de agua por el saqueo y la sobreexplotación de la cuenca hidrológica de Guadalupe; esto puede colapsar al sector porque no hay control en el uso del agua", afirmó Mario Zepeda, coordinador del Sistema Producto Vid.

La creciente demanda de agua en Ensenada, de los cultivos agrícolas y la falta de lluvias que reabastezcan a la cuenca hidrológica, han hecho que en sólo 5 años el agua se vuelva el motivo de problemas, sociales, económicos y productivos.

De acuerdo con datos del "Plan Integral de Manejo Sustentable del Acuífero Valle de Guadalupe", PIMSA, (donde participan los Gobiernos e investigadores y busca reordenar el uso del agua) 70 por ciento del líquido es de uso agrícola, porque así está concesionado por el Estado, y el resto es para el uso urbano de Ensenada.

De acuerdo con especialistas, el cultivo que más consume agua es el olivo con 11 metros cúbicos por hectárea, y le sigue la vid con 2, pero la actividad agrícola ha reducido 12 por ciento el uso de este vital insumo en los últimos 5 años, ya que tecnificaron sus sistemas de riego y en el caso de la vid es por goteo, mientras que el olivo es por aspersión.

El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), reconoce que el futuro de la actividad vinícola de la región está en riesgo por la falta de agua.

Christoph Gartner, enólogo y socio de vitivinícola Vinisterra, relató que aunque quisieran regar el doble no hay suficiente agua y por lo tanto no tienen los mismos rendimientos que otras naciones, y puede llegar el momento que el cultivo ya no sea viable.