Y nos dieron la puntilla

No hubo, ni diputado ni senador prianista, que se tocara el corazón para evitar que la Ley de Ingresos 2010, nos diera la puntilla. A esta afirmación me rezongarían, quiiá, algunos legisladores, como IVIaría Esther Sherman y Javier Corral, quienes rechazaron el archimentado mamotreto y exigían que no se aumentara el IVA', aunque con muy poca enjundia.

Lo grave es que el Impuesto al Valor Agregado se quedará en el 15%, al incrementar el I.S.R. y la tasa a las telecomunicaciones, a la cerveza, al tabaco, al alcohol y a la lotería. Igual nos habrían dejado en la calle. Conocemos lá mentalidad aztecay en menos que canta un gallo, los del súper empezarían a reetiquetan las "Marías", le subirían el precio alos chicles y, tirios y troyános, en prevención de la cuesta de enero, buscarían hacer su agosto en pleno octubre. La realidad es que todos a una buscan jalar agua para su propio molino, como si el vecino, el de junto y los millones que habitamos esta república, fuéramos inexistentes. . ' ! ,

Ni a los eternosjilgueros del régimen, La falta de imaginación para ampliar la base tributarlay el cargarle la mano a los archisacrificados se convirtieron en un bofetón, al que, más de uno, estará pensando en la fórmula para regresarlo. El seguir por la vía de no tocar a los megamillonarios nacionales, a los que siempre se les trata con la cantaleta de la "excepción", tampoco propició la mínima sonrisa. Cuando mucho, algunos habrán pensado que si el señor Slim ya flirtea con una princesa, ahora podrá llegarle a cualquier reina. Sordos a los consejos de tres premios Nobel, quienes declararon que no se debería elevar la carga fiscal, nuestros impertérritos hacendarlos se determinaron por hacer exactamente lo contrario. Ahora resulta que la Derecha optó por lo que suelen ser las vías de la Izquierda -la que aumenta impuestos para "repartir", en tanto la primera suele disminuirlos para favorecer inversiones, evitar el desempleo y hacer que el dinero.circule-. Paradojas de este trópico, en el que la falta de sensibilidad de quienes a lo que se ve jamás pasaron hambres (cjseñor CarstensP), o tuvieron que preocuparse por pagar la letra de su coche, la hipoteca o la simple renta de un cuartucho. Sucesivas castas divinas que se empeñan en estacionarnos en el subdesarrolio y lafalta de avance, de opciones, de posibilidades de un mejorfuturo. Pero, tampoco los que se dicen en pro del pueblo hicieron algo por ofertar, a tiempo y con fundamento, una mejor propuesta. Al ciudadano nos dejan como Dios nos trajo a este mundo; lo que no ven de momento, es que ellos quedaron, en su mediocridad y falta de inteligencia, igual de desnuditos.