En la vena principal del DF. El hotel St. Regis ofrece más que descanso en un ambiente elegante. Es un hotel, pero también una galería. El recién nacido St. Regis, que ya abrió sus puertas, exhibe 52 obras creadas exclusivamente para este inmueble de cristal ubicado frente a la Fuente de la Diana Cazadora, en pleno Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México. En el tercer piso, donde está la recepción, inicia la exposición con Gabriel Macotela y sus Molcajetes, esculturas que encuentran contraste con la atmósfera serena y sobria creada con colores neutros y detalles en púrpura, verde y azul. En ese mismo piso, pero dentro del bar King Colé, domina un lienzo surrealista de Pablo Weisz Carrington, hijo del reconocido fotógrafo Emerico Weisz y la pintora Leonora Carrington, justo detrás de la barra donde se sirven por igual bloody mary's y copas de champaña. Luego, en el lobby, Macotela imprime dramatismo con un óleo de gran formato de lo que para él es la Ciudad de México. Sin embargo, la colección no sólo se exhibe en las áreas públicas, sino también en las habitaciones, donde hay trabajos de Vicente Rojo, Manuel Felguérez, Gilberto Aceves Navarro, Jeannette Betancourt, Joy Laville, Nunik Sauret y Susana Sierra. "Todo el arte, entre pinturas, esculturas y otras obras, se creó especialmente para el hotel", señala Aletia Salas, directora de relaciones públicas de Starwood México, cadena hotelera a la que pertenece St. Regis. Además, el inmueble diseñado por el arquitecto César Pelli, autor de las Torres Petronas de Kuala Lumpur, es considerado como una obra de arte en sí: una torre cilindrica recubierta de cristal que permite tener vistas excepcionales de la Ciudad, en especial de sus vecinos como la Torre Mayor y el Castillo de Chapultepec.

Por enmedio de esta torre, de 31 pisos y 150 metros de altura, según el arquitecto, cruzaría la flecha de la Diana Cazadora, un detalle que le da peculiaridad.

ESPECIAL PARA SIBARITAS

En St. Regis abundan los detalles que hacen la estadía más placentera, entre ellos los Rituales del Té y la Champaña. El primero se lleva a cabo todos los días a las 17:00 horas siguiendo la tradición inglesa y el segundo se prevé que se realice los martes y jueves a las 17:00 horas, ambos en el Atrium. Para quienes deseen tener experiencias extraordinarias, está el Plan Aficionado con el que se pueden programar visitas privadas y personalizadas a recintos culturales bajo la guía de los familiares o personalidades cercanas a los artistas o fundadores, acceso a colecciones de arte privadas de galeristas y coleccionistas, o a talleres impartidos por joyerías de lujo. Además, en cada piso del hotel hay un mayordomo para asegurar un trato personalizado. Cabe mencionar que las habitaciones cuentan con una televisión LCD tras el espejo del baño, una nueva tecnología que recién llega a México, ideal para quienes no desean perderse ni un minuto de la programación mientras se peinan o cepillan los dientes. Y si no basta una de las 189 habitaciones, se puede reservar la suite presidencial más grande de la Ciudad de México, la Suite St. Regis, con 287 metros cuadrados, la cual mira directamente al Paseo de la Reforma y a su mítica Diana Cazadora. También están el restaurante Diana y el Remede Spa. Los pretextos sobran, sólo hay que decidirse a conocer este nuevo lugar.

UN COCTEL 'SANGRIENTO'

Como una receta para aliviar la resaca, el francés Fernand Petiot creó la primera versión del mundialmente famoso Bloody Mary en París hacia 1933, pero no fue sino hasta que lo comenzó a servir en el hotel St. Regis de Nueva York que adoptó este nombre. Ahora el coctel encuentra acento mexicano (con mezcal y chile pasilla) en el bar King Colé del St. Regis.

SOBRE AVISO

Una mirada especializada que te ayudará a tomar decisiones: •Ideal para: Adultos contemporáneos que buscan lo más reciente y atmósferas selectas. | •Pasa de largo si: Buscas un hotel con vida agitada. •Con sello propio: Los Bloody Mary con mezcal y pasilla, y sus rituales de té y champaña. •Lo imprescindible: Cenaren el restaurante Diana, y probar la cocina mediterránea del chef Jeff Peláez. •El plus: Las vistas a Reforma, la principal avenida turística. •El negrito en el arroz: Si no estás muy en contacto con la tecnología, quizá sea difícil aprender a usar el control maestro de la habitación o los elevadores "inteligentes".