Por la Sierra Gorda. Albergues ecológicos que ofrecen diversión, actividades extremas y tardes de relajamiento

Por: Reforma SAN JOAQUÍN, Querétaro.- La carretera se desenrosca entre un azul oscuro que presagia lluvia. A un costado, en las montañas, el bosque de coníferas se perfila entre un manto de neblina ligera.

Vamos en una camioneta 4X4 hacia San Joaquín, un municipio en el Estado de Querétaro, y buscamos una ruta de alrededor de 30 kilómetros que desciende entre ríos, cañones y árboles hasta llegar al campamento ecoturístico El Jabalí. El recorrido incluye una visita a Bucareli, una misión franciscana del siglo 18.

El trayecto es sólo una de las opciones posibles, ya que en los alrededores, sabemos, existen otros campamentos que resultan ideales para una escapada de fin de semana.

Luego de tomar la autopista México-Querétaro, la desviación hacia San Juan del Río y la carretera Vizarrón-San Joaquín, la camioneta se detiene.

Para viajeros osados Arribamos al primer campamento, Aventura Park, un lugar enclavado en medio del bosque y rodeado de montañas. Estamos a punto de descubrir su secreto.

Francisco Boijseauneau, propietario de este sitio, explica que en los cerros que lo circundan existen varias cuevas subterráneas que permiten practicar espeleología, un deporte en el que se desciende por medio de una cuerda y un sistema de fricción al interior de la Tierra. Sin necesidad de ser expertos y después de pasar a rastras por la abertura de una cueva ubicada dentro del campamento, es posible descender hasta 40 metros y observar las texturas rocosas de las entrañas del mundo.

www.aventurapark.com.mx En cuatrimotos Unas horas más tarde nos trasladamos hacia las Grutas de Los Herrera, donde nos esperan las cuatrimotos, pero llueve y el recorrido hacia El Jabalí se cancela.

No es lo más recomendable manejar junto a un acantilado con esas condiciones climáticas, advierte Emilio Martínez, propietario de El Jabalí.

Sin embargo, Emilio nos permite maniobrar a bordo de las motos 4X2 por los alrededores de San Joaquín.

Mientras controlamos los impulsos de un motor de 250 centímetros cúbicos por cilindro en el asfalto mojado, nos dirigimos hacia el Parque Nacional Campo Alegre, un lugar repleto de pinos y cedros, ideal para acampar o realizar un picnic.

Sus hornos de barbacoa y asadores lo hacen perfecto para una parrillada a media tarde, cuando el Sol está a punto de ocultarse.

Una isla en el desierto Al día siguiente avanzamos hacia una isla que se encuentra en el centro del País, en el clima semi-desértico del municipio de Cadereyta de Montes.

Entre la inmensa variedad de cactus de la región, en medio de las aguas de la presa de Zimapán, donde abunda la lobina negra, La Isla de Tzibanzá es un un destino a la medida para alejarse del ruido cotidiano y las turbulencias de la ciudad. Cuando llegamos, bañados por el rosa en bengala del atardecer, cuatro huéspedes descansan sobre los camastros de la alberca, platican en voz baja hasta que la luz se oculta. Luego, se levantan y se dirigen a su cabaña.

Recorremos los caminos de piedra blanca y José Aguillón, uno de los 90 copropietarios de La Isla, comenta que a la presa asisten muchos entusiastas de la pesca deportiva.

Las 9 cabañas tipo safari alojan a los visitantes que, durante los días que elijan, se dedican sólo a descansar.

Ante la Peña Continuamos, por la mañana, hacia el Pueblo Mágico de Bernal, justo donde termina nuestro recorrido. Su peña se levanta en el horizonte y se impone a la vista con sus 350 metros.

Es posible caminar por un sendero pedregoso hasta la mitad del tercer monolito más grande del planeta y, además, contando con el equipo necesario y teniendo las debidas precauciones, los aventureros pueden escalar una de las caras de la piedra.

Para comer, los lugareños recomiendan las deliciosas pencas de nopal rellenas, que se encuentran en el mercado del pueblo, acompañadas con gorditas de maíz quebrado.

Dulces de leche, cuarzo y textiles de lana fabricados en rústicos telares esperan al turista en este pequeño pueblo de apenas 4 mil habitantes.

Aunque en Bernal no existe ningún campamento, desde ahí se organizan excursiones a caballo o recorridos hacia otros pueblos cercanos.

Guía práctica CÓMO LLEGAR Toma la autopista México-Querétaro y luego la desviación hacia San Juan del Río y Tequisquiapan; sigue por esa carretera hasta llegar al pueblo.

Para llegar a San Joaquín realiza el mismo recorrido, pero en lugar de seguir hacia Bernal toma la carretera a Cadereyta, pasa Vizarrón e incorpórate en la carretera a San Joaquín.

Para Tzibanzá, continúa también por la autopista México-Querétaro y luego a Tequisquiapan. Pasa Cadereyta, desvíate hacia El Palmar y sigue derecho hasta topar con pared. Da vuelta a la izquierda hasta encontrar una bifurcación y toma el camino de la derecha; luego de 10 minutos verás los letreros que te llevarán a la isla. DÓNDE COMER En Bernal: en El Mezquite, 5 de mayo sin número, sólo sábados y domingos.

San Joaquín: en El Burrito, número 9 de la calle 5 de Septiembre.

DÓNDE DORMIR Bernal: hotel boutique Casa Mateo, número 0 de la calle 5 de Mayo.

www.hotelcasamateo.com.mx San Joaquín: en las cabañas tipo safari de Aventura Park.

www.aventurapark.com.mx QUÉ COMPRAR Bernal: un suéter de lana en La Aurora, frente a la Plaza Principal.

San Joaquín: licor de manzana.

MÁS INFORMACIÓN www.queretaro.travel Postales que se antojan Un bosque, un pueblo a los pies de un enorme monolito y una isla forman parte de este singular recorrido.

· La Isla, un campamento en Tzibanzá, donde se puede practicar la pesca deportiva.

· La Peña de Bernal es el tercer monolito más grande del planeta.

· Las cabañas elevadas del campamento Aventura Park miran hacia un tupido bosque. Tras tardes de adrenalina cualquiera se relaja en ellas.