Otra vez México tapó el hoyo. Con un parche fiscal, México muy seguramente logrará salvar el grado de inversión que le han concedido las agencias calificadoras internacionales: Standard and Poor’s, Moody’s y Fitch. Se logró un acuerdo mediocre, que sobrepuso al interés nacional, el interés político-partidista, con vistas a la sucesión presidencial en el año 2012. Se colocó como prioridad el aumento presupuestal a los estados de la República, para aceitar sus resortes que -presumen- podrían fortalecerlos en el proceso electoral. Nuevamente los poderes Ejecutivo y Legislativo aprobaron un parche fiscal. Se obtuvo la reforma posible, como dicen los propios políticos, cuando se avanza poco. Se perdió una oportunidad histórica de que México realizara una profunda reforma fiscal para relanzar a la economía mexicana. A pesar de la profunda y grave crisis fiscal y económica que vive el país, se perdió la oportunidad de fortalecer la economía mexicana con decisiones de largo plazo. Es cierto, se captarán los recursos presupuestados por el gobierno mexicano. Un poco más. Se captarán recursos por 3 billones 179,047 millones de pesos. También se aprobó un déficit fiscal equivalente a 0.75% del PIB, del tamaño que había solicitado el propio gobierno. Pero se rechazó la oportunidad de inaugurar una nueva etapa en historia reciente de impuestos en México. Se rechazó la contribución para el combate a la pobreza. Era una buena posibilidad para inaugurar la aplicación de un impuesto universal y generalizado en el país, un gravamen dirigido al consumo, aunque ciertamente etiquetado con un propósito específico. Pero era el principio para que la sociedad mexicana comenzara a desmitificar el impuesto generalizado al consumo y con ello eliminar los múltiples hoyos que hoy registra el propio Impuesto al Valor Agregado (IVA) y en general el universo impositivo con los regímenes especiales de tributación. En cambio, aumenta el IVA a 16%, en zonas fronterizas se eleva a 11 por ciento. El ISR a 30% en ingresos superiores a seis salarios mínimos. Otra vez diferencias en la aplicación de los gravámenes. También se gravan con 3% los depósitos en efectivo de 15,000 pesos en adelante. Eso está bien. El IDE ha permitido detectar evasores. En el ámbito de las telecomunicaciones, los permisionarios y concesionarios deben pagar desde el primer año del otorgamiento de la concesión de banda ancha. Y con respecto al controvertido tema de la consolidación fiscal, se impuso el manotazo del presidente Felipe Calderón, que llegó a parecer una confrontación insuperable con la iniciativa privada. Las empresas que tributan bajo el régimen de consolidación fiscal pagarán el ISR diferido en cinco años. Los legisladores aprobaron 3% de impuesto a las telecomunicaciones, excepto en Internet y telefonía en poblaciones rurales con hasta 5,000 habitantes. Lo demás ya estaba planchado. Aumentó a 53% el gravamen a las bebidas alcohólicas a partir del 2010 y hasta el 2012; la cerveza tiene un impuesto de 26.5%, los cabilderos del sector lograron reducirlo a 1.5 de 3% original. Se incrementó a 2 pesos el impuesto por cajetilla de cigarros y gravan con 30% a juegos y sorteos. Y el precio del petróleo se fijó en 59 dólares, afortunadamente, porque se analizó aumentarlo mucho más. O sea que se logró salvar el grado de inversión, que sin duda es muy importante, pero no es suficiente. Pero se perdió la oportunidad de colocar los cimientos para comenzar a reducir la dependencia de las finanzas públicas respecto del precio internacional del petróleo. Hoy cuando México ha dejado de ser la potencia petrolera que durante mucho tiempo creyó ser, continúa apostándole a la volatilidad del precio del crudo y a la decreciente producción petrolera nacional. Por eso, México otra vez tapó el hoy. Al tiempo. En el país, concentración bancaria, de las menores De entre los 10 sectores industriales y de negocios más importantes en México, sólo la industria bancaria mantiene una concentración entre seis instituciones de crédito. Este número de bancos concentran 25% del mercado. Mientras que en otros negocios sólo uno o dos empresas controlan alrededor de 80% del mercado. En la telefonía fija y el cemento una sola empresa concentra casi 85%, en la televisión abierta una sola empresa concentra poco más de 70 por ciento. En la telefonía móvil, una empresa mantiene cerca de 70%, la televisión por cable, una o dos concentran más de 50 por ciento. Las cifras son de la Asociación de Bancos de México, que encabeza Ignacio Deschamps. Las utilizan los banqueros para argumentar en contra de quienes dicen que no hay competencia entre los bancos en México. Cuentos veras La liquidación de los trabajadores de la paraestatal en vías de extinción, Luz y Fuerza del Centro, ha tomado una velocidad extraordinaria. Hasta el viernes pasado alcanzó más de 40% de los 44,000 extrabajadores que han recibido sus cheques. Por lo que parece que el exdirigente Martín Esparza tiene muy pocas probabilidades de contar con apoyo de la base de extrabajadores para continuar con su movimiento de oposición al decreto de liquidación.