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Lima: La Ciudad de los Reyes
08/11/2009
Redacción
Lima es una ciudad preciosa llena de historia y cultura. Ya me habían platicado de ella, pero de eso hace aproximadamente treinta años y creo que la fisionomía que ahora ostenta es muy diferente. La Lima que yo vi es próspera, limpia, ordenada, afable; recorrida, eso sí, por el mismo río que la vio nacer allá por los años de 1536: el río Rímac, que junto con el Puente de los Suspiros y la Alameda ...

Lima es una ciudad preciosa llena de historia y cultura. Ya me habían platicado de ella, pero de eso hace aproximadamente treinta años y creo que la fisionomía que ahora ostenta es muy diferente. La Lima que yo vi es próspera, limpia, ordenada, afable; recorrida, eso sí, por el mismo río que la vio nacer allá por los años de 1536: el río Rímac, que junto con el Puente de los Suspiros y la Alameda inspiraron a Chabuca Granda cuando escribió “La Flor de la Canela”. Déjame que te cuente limeña, /déjame que te diga la gloria/del ensueño que evoca la memoria/del viejo puente, del río y la alameda. Y siguen vigentes. Estas monumentales atracciones, localizadas en el barrio de Rímac, son unos de los atractivos turísticos más solicitados. Tomarse la foto en el puente colgante que se tendió en 1536 para unir el barrio “Arriba al Puente” (centro de Lima) con “Abajo al Puente” (Rímac), es lo que busca todo visitante. La capital de Perú nos recibió con niebla, frío y una ligera llovizna que nunca evolucionó a lluvia, aunque todo amenazaba con que así sería. Dicen que en Lima nunca llueve, ellos saben de terremotos pero de tormentas nada. Saber que Lima es altamente sísmica no nos asustó, a pesar de que estábamos alojados en el piso 22 del hotel Marriott, desde donde veíamos cómo rompían las olas, que a manera de saludo nos enviaba el Océano Pacífico. Llegamos a las cinco de la madrugada, en el primer vuelo de Lan, la línea que más arribos tiene a Lima y eso nos dio opción para aprovechar todo el día. Nuestra primera actividad fue un city tour con la oportunidad de bajar y trasladarnos a pie a los lugares más emblemáticos, el primero de ellos la Plaza Mayor. Yo no sé cuánto trabajen los encargados de la limpieza de los lugares públicos en Lima, lo único que sí sé, porque lo vi, es que no se ve basura en las calles, es una ciudad muy limpia. La otra cosa que me súper encantó fue el Palacio del Arzobispado, residencia del arzobispo de Lima y sede administrativa de la Arquidiócesis de Lima. Es un edifico que llama de inmediato la atención por dos cosas: su arquitectura barroca totalmente realizada en piedra reproduciendo la arquería mudéjar, y sus grandes balcones tallados en madera de cedro. Esa fue sólo la muestra. A medida que recorrimos Lima pudimos ver una gran variedad de balcones, elemento arquitectónico que ya se convirtió en un símbolo limeño. Son bastidores de celosías de origen árabe a los que los artesanos de la ciudad les imprimieron su arte y fueron construidos tanto en la época virreinal como durante la República. Los hay de diferentes estilos: unos son abiertos y alargados por toda la fachada de la calle; otros cerrados y algunos con pequeños techos para proteger de la lluvia. Su anchura es como para que quepa una silla y se dice que se construyeron para que las damas de alcurnia pudieran observar a quienes pasaban por las calles, sin que ellas fueran vistas. Junto con el Centro Histórico están considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Hay que regresar al corazón de la plaza y mirar con detenimiento la fuente, un tesoro limeño que se ha resistido al modernismo y que permanece intacta desde su elaboración en 1651. La columna principal de la pila, que sostiene tres tazones, está hecha sobre relieves donde se puede leer su propia historia. La fuente, con sus salidas de agua y sus ocho leones haciendo el amor sobre igual número de dragones, es el personaje principal de la Plaza. La Catedral nos llama, es imposible alejarnos sin constatar que es un edificio muy bello que, según los que conocen, su fachada posee varios estilos, desde el gótico tardío y el renacentista, hasta el barroco y plateresco. Su interior, muy parecido al que ostenta la catedral de Sevilla, guarda múltiples sorpresas a los visitantes, empezando porque alberga la tumba y los restos de Francisco Pizarro, fundador de Lima y conquistador de Perú. Hay que darle tiempo a los ojos y al cerebro para que asimilen el gran trabajo artesanal que tiene la Sillería, una obra de arte impresionante realizada en madera donde los elementos de la cultura inca brotan de todas partes. El púlpito es otro de los tesoros de la Catedral, junto con la gran colección de pinturas que tiene este templo y que hablan de la vida de Santa Rosa de Lima, personaje místico, que junto con San Martín de Porres son muy venerados en Lima. No me puedo imaginar que esta bella plaza, donde también se encuentra el Palacio de Gobierno, un día estuvo ocupada por instrumentos de tortura, donde la mal llamada “Santa Inquisición” castigaba a los herejes, a los ojos de todos, para que sirvieran de ejemplo y de escarmiento. Hay que caminar un poco para encontrarnos con el Templo de San Francisco, un lugar de visita obligada, pues además de ser un impresionante templo de estilo barroco, la colección de arte colonial que tiene supera lo imaginado. Es un sitio donde hay que admirar muchas cosas y su sola visita ameritaría todo un día. Impacta ver la amplia biblioteca que tenían los frailes y el sistema de iluminación con que la dotaron. Pero sobre todo, no hay que omitir un recorrido por sus catacumbas, subterráneo que, cuentan, se comunicaba con la Catedral y que luego habría de utilizarse como cementerio. Un lugar tan grande que sólo los monjes que ahí vivían eran capaces de recorrerlo sin perderse y que hoy es un osamentario. En las catacumbas hay que admirar el avanzado sistema de ingeniería que en ese tiempo utilizaron para hacer frente a los sismos. Lima es esto y mucho más, tiene un centro religioso prehispánico de mucha valía histórica; barrios como Barranco, un lugar bohemio lleno de tradiciones, donde la noche es larga; el Puente de los Suspiros, donde al cruzarlo se llega a un parque dedicado a Chabuca Grande, una de las artistas más queridas por el pueblo peruano. “La Cuidad de los Reyes”, como también le llaman a Lima, porque su edificación coincidió con el festejo de Día de Reyes, ostenta en su escudo tres coronas, indicio de que fue coronada tres veces, pero también para indicar su grandeza y su magia, una magia que tienes que ver. Dónde comer La gastronomía peruana es una de las más diversas del mundo, el ceviche peruano es un platillo que no se debe omitir; los anticuchos (plato criollo con base en carne de distintas variedades); las papas en todas sus variedades; el tacu tacu (especie de tamal de frijoles); la chirimolla, la lúcuma y el pisco sawer, son delicias peruanas que se tienen que saborear, sin olvidar las cusqueñas, refrescantes cervezas típicas de esas tierras. Un lugar recomendable para comer es La Rosa Náutica; caro, pero con una gastronomía excelente. Cómo llegar Diariamente hay un vuelo de Lan-Perú, que sale a las 23:55 horas y llega a las 5:00 de la mañana, lo que permite aprovechar el día entero. Es una línea que tiene, al igual que todas las de Lan Chile, un buen servicio y su Primera Clase es de las mejores dentro de todas las aerolíneas internacionales. Ofrecen buena cocina a bordo y una amplia carta de vinos. Dónde dormir Lima tiene un abanico grande de posibilidades para el alojamiento y al alcance de todos los bolsillos. No obstante, JW Marriott ofrece las habitaciones más confortables y la comida más exquisita frente al mar peruano. 300 habitaciones, suites, centro de negocios, salones para convenciones, junto a la placidez del Océano Pacífico.

Fuente: Milenio Diario    
Categoría: TIPOS DE PRODUCTO    





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