La operación de consejos reguladores que impulsen, administren y defiendan se vuelve un factor esencial en cualquier proyecto que pretenda desarrollar denominaciones de origen.

De esta manera, junto al propio decreto de protección es indispensable pensar en su consejo regulador y su Norma Oficial Mexicana como basamento fundamental para cualquier pretensión seria de desarrollo en estas materias.

La propia experiencia positiva del tequila en las últimas décadas da constancia, por contraste, del evidente rezago que el tema de protección de productos étnicos padece en nuestro país; no sólo tenemos una lista exigua de denominaciones de origen protegidas, sino también fallas estructurales en el sistema que imponen graves lastres.

De éstos, el más serio, sin duda, es una legislación obsoleta e incompleta, que incurre en una primera pifia en la propia legitimación de la titularidad de los derechos al dirigirla hacia el Estado mexicano, desafiando la práctica internacional que imputa la propiedad a los propios consejos reguladores.

Entre los grandes desafíos que el CRT enfrenta en los próximos años, el asunto de la eliminación de falsificaciones parece ser el de mayor envergadura.

La atención pasa no sólo por la necesidad de lograr avances específicos en el reconocimiento de la denominación de origen en diversos países, sino también por la eficacia de la supervisión de los mercados.

En el caso de la fiscalización de falsificaciones en aduanas se reportan avances específicos que están derivando en detección y confiscación de tequila ilícito, pero se requiere redoblar esfuerzos en todos los frentes.

Otro de los grandes retos para el CRT es impulsar el gran cambio legislativo en México que permita regular de fondo ésta y otras industrias basadas en derechos exclusivos sobre indicaciones geográficas.

Se requiere prever que determinadas conductas especialmente lesivas de esta institución sean consideradas como delitos; se requieren reglas más claras para la cancelación de autorización que son explotadas abusivamente, y desde luego se requiere determinar que la imitación de denominaciones de origen constituye una infracción administrativa.

Hoy por hoy, únicamente el empleo de la denominación, tal cual, es considerada como infracción, y, lo más importante, México debe identificar en sus productos étnicos una fuente de riqueza fundada en el enorme acervo de capital intelectual que comportan.

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Consultor privado