Llegamos al final de la vereda recorriendo las rutas de los subordinados de Morelos. Vicente Guerrero, y Manuel Mier y Terán nos llevaron por carreteras y autopistas que pisan los estados de Oaxaca, Guerrero y Michoacán, en donde encontramos mucho pasado histórico escondido que sorprende por su estado de conservación y falta de promoción.

La vertiginosa vida que ha vivido el VW Gol en manos de nuestro equipo y que lo ha llevado a conocer casi todo el país, ha sido impresionante. Y más aún si se considera que cumplió 30 mil kilómetros de uso rudo y constante, recorriendo las rutas que siguieron nuestros héroes. En esta ocasión seguimos las que hace 200 años recorrieron Vicente Guerrero y Manuel Mier y Terán. Este último se unió a la causa insurgente de Miguel Hidalgo, en 1810; y más tarde a José María Morelos y Pavón, en 1812. Manuel Mier y Terán aspiró a la presidencia de la república sin conseguirla en 1830 y dos años después se quitó la vida utilizando su propia espada.

Partimos de la ciudad de México para dirigirnos hacia Michoacán vía Iguala, por una carretera revirada y recién asfaltada. En ese momento todavía no pintaban las líneas: manejar sin ellas es muy difícil y de noche casi imposible. De hecho, un camión de cerveza por poco nos "corona" al invadir nuestro carril... Sin embargo, pudimos conocer Carácuaro de Morelos, donde se encuentra la primera iglesia en donde ejerció el sacerdocio José María Morelos y Pavón, la cual se encuentra en un excelente estado. El consumo del Gol nunca bajó de 13.85 km/litro, notable.

En Ario de Rosales, nombrado en honor del General Víctor Rosales, otro héroe independentista cuya familia incluso ofrendó su vida por la causa, se fundó el primer tribunal superior de justicia de la nación. Es ineludible visitar el hermoso lago de Pátzcuaro, a donde se llega muy fácilmente.

Por los caminos del sur Nos vamos para Guerrero, nombrado en honor de Vicente Guerrero, político y militar que participó en el la guerra de Independencia y que más adelante ocupó de manera esporádica la presidencia de México. Su tenacidad lo llevó a lograr la unión de ambos ejércitos (Insurgente y Realista) finalizando la Guerra de Independencia con la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1812.

Dentro de estas rutas ir a Oaxaca es una delicia, ya que la carretera está muy bien planeada aunque un poco cara: se pagan unos 400 pesos por 475 kilómetros de camino. Vale la pena y se puede hacer en poco más de cuatro horas.

Si va a Puerto Escondido o Puerto Ángel, vaya por Tehuantepec, que es mucho más revirada que la carretera que llega directa, pero en la que jamás rebasará una velocidad mayor a 60 km/h.

Llegamos a la costa Al llegar al mar el consumo del Gol bajó a 9.5 km/litro, consecuencia de las ganas de velocidad. A pesar del incesante calor, dentro de la cabina siempre tuvimos una temperatura agra-dable y nunca hubo que desconectar el aire, porque siempre hubo potencia suficiente, aunque no sobrada.

La autopista del sol sigue en reparaciones, sobre todo en el sentido que corre hacia Acapulco. De regreso, sólo encontramos un vado que nos sorprendió. No sugerimos que use el Maxitunel, ya que cuesta 78 pesos y sólo son poco más de tres kilómetros; un robo.

En Acapulco encontramos una reliquia abandonada, el fortín de Álvarez, el cual fue construido junto con el fuerte de San Diego entre 1615 y 1617. Tiene una hermosa vista de la bahía, pero desgraciadamente esta casi destruido y ubicado en una zona pobre de la ciudad. Ojalá lo rehabilitaran.

Marcando el camino Terminamos nuestra aventura por las rutas 2010 como la comenzamos: con el mejor compañero de viaje. Y es que el nuevo Mió modelo Moov 560, que viene con una pantalla más grande de 4.7 pulgadas, tiene funciones nuevas como la búsqueda de calles que hacen esquina. Además, te permite anticipar curvas muy profundas ciadas en carreteras de montaña, lo que nos permitía manejar de un modo más seguro al poder moderar la velocidad.

El Gol se comportó impecablemente, aguantando estoicamente y sin grandes guejas a toda nuestra redacción en estos 30 mil kilómetros.

En resumen Lo primero a destacar de este auto es su excelente consumo de combustible, el cual en ocasiones llegó a 20 km/1. Y eso, con un motor de alegre respuesta y tacto fino. Lo segundo, el chasis, que trabaja bastante bien en curvas, con poco balanceo y mucha sensación de control y seguridad. Además, la marcha del Gol parece la de un auto de mucho más precio. En tercer lugar destacaríamos su robustez, pues a pesar de haber pasado por todo tipo de manos y caminos, no reflejó fallas (sólo un vidrio que se atoró en una ocasión) ni ruidos.

Las llantas Pirelli P7 merecen también un reconocimiento por su aguante y magnífico desempeño, tanto en seco como en mojado, aunado a un desgaste muy bajo. Además soportaron varios deslaves en la carretera de Michoacán que conecta hacia Lázaro Cárdenas, sin generarse chipotes al pisar piedras.

En general, el Gol es un auto muy bien resuelto y con una gran relación valor-precio. Como quejas, no nos gustó la posición de la entrada de USB, que puede causar un daño en la pastilla de memoria. Tampoco el tacto del embrague, que corta hasta arriba. Y siendo exigentes, le cambiaríamos el paso del diferencial para hacer más vivaz la respuesta del motor, aunque esto aumentara el consumo.

Pero la mayoría de la redacción concuerda en el notable desempeño de este pequeño gran auto, que en los 30 mil kilómetros sólo recibió dos servicios (a los 10 y 20 mil) y únicamente presentó una pequeña falla, cuando en un día caluroso y húmedo en Veracruz el vidrio delantero izquierdo misteriosamente no quiso subir.