NOTICIAS RECIENTES - INFOALCOHOL
Viaje a la frontera transparente
01/10/2009
Redacción Life & Style
a ES SÁBADO Raúl Rosado es el sheriff de este pueblo de un millón de metros cuadrados, conformado por más de 300 tiendas en las que no se pagan impuestos. Nacido en Belice, Rosado administra la zona, lo que implica que es el responsable de la relación con los inversionistas y el encargado de atraer nuevos proyectos. Pero no tiene pinta de hombre de puede conseguirse en una docena de tiendas po...

a

ES SÁBADO Raúl Rosado es el sheriff de este pueblo de un millón de metros cuadrados, conformado por más de 300 tiendas en las que no se pagan impuestos. Nacido en Belice, Rosado administra la zona, lo que implica que es el responsable de la relación con los inversionistas y el encargado de atraer nuevos proyectos. Pero no tiene pinta de hombre de puede conseguirse en una docena de tiendas por 257 pesos, mientras que su precio promedio en la Ciudad de México ronda los 439 y 399 pesos, respectivamente. En esta frontera, todo el mundo lo sabe, existe un tráfico hormiga que quizá debería ser rebautizado en honor a los 'chapulines', que es el nombre con que se conoce a los chetumaleños que 'saltan' varias veces de un lado a otro de la línea divisoria cargados de tabaco, licor y otros productos que de este lado de la frontera se convierten en carne de tianguis. Son gente paciente, dispuesta a cambiarse de vestimenta o incluso de apariencia física: "Son muy difíciles de reconocer. Todos los días pasan por aquí más de mil 500 personas. Una vez identificamos a una señora que se pintó el pelo dos veces el mismo día para seguir pasando mercancía", narra Heriberto Gamboa, uno de los verificadores de aduana que trabajan aquí. negocios. De su camisa holgada, estampada con motivos de inspiración hawaiana, surge una gruesa cadena dorada, de la que pende un crucifijo. El tatuaje de una flor adorna su antebrazo izquierdo. Su despacho se encuentra en el centro de la zona libre, en el se- En Chetumal el tráfico ilegal ele mercancías y oersonas es cosa gundo piso del único edificio que no es un establecimiento comercial. Las ventanas están cerradas; el aire acondicionado funciona a toda su capacidad, pero aún así entran los sonidos de una balada que podría ser cantada en hindi o urdu. "El boom no llegó hasta 1999, cuando los mexicanos comenzaron a cruzar la frontera por los bajos precios de la gasolina", explica Rosado en un castellano oxidado, después de informar que la zona fue creada en 1994 por cinco empresarios que consiguieron el permiso del gobierno beliceño para vender productos libres de impuestos. Después comenzaron a llegar los comerciantes chinos, indios y árabes, con prendas de vestir de dudosa calidad y precios sospechosamente bajos. "Tiene que haber productos para todos: para los ricos y para los pobres", explica Rosado. "¿También hay licor de 'segunda clase' en la zona ", pregunto. La respuesta que obtengo me parece igualmente honesta: "No, es de buena calidad. Viene directamente de los proveedores autorizados". Aquí nadie camina. Con este sol, si se ha de ir de una tienda a otra, el automóvil es una necesidad; quienes no disponen de uno utilizan los mototaxis, conducidos por beliceños que cobran diez pesos por transportarte a lo largo de la zona libre. El intenso tráfico de un fin de semana -llegan hasta mil 600 automóvilesdeja claro que los mexicanos siguen asistiendo a comprar ropa, alcohol y cigarrillos, los productos más vendidos. Jorge Cardín es un joven tabasqueño que ha venido de visita con dos amigos. Los tres están un poco decepcionados con el centro comercial. Se imaginaban un paraíso del género en remate, pero en su lugar se han encontrado con 'chacharas de muy baja calidad'. Eso sí, han comprado whisky. "Yo le llevo una botella a mi papá", dice uno de ellos desde el interior de una camioneta Honda. Una botella de 750 mi. de Buchanan's o Johnny Walker Black Label En el parque Emiliano Zapata, el único que existe en Subteniente López (antes Santa Elena), el poblado mexicano más cercano a la frontera, se agrupan los autobuses de turistas que visitan la zona libre y los tres casinos aledaños. Por sólo diez o 15 pesos por viaje, los 'chapulines' están dispuestos a llenar de provisiones los intestinos de estos vehículos. Algunas casas del barrio también son usadas como bodegas. México y Belice están conectados por un modesto puente de menos de 100 metros. Bajo él, los reflejos luminosos y translúcidos del río Hondo recuerdan la proximidad del Caribe mexicano. El caudal es la frontera natural entre las dos naciones. La serpiente de agua, de casi 210 kilómetros de longitud, toca las vidas de los pobladores de ambos países. El afluente es una forma de vida. Es también una estupenda ruta para el contrabando. Indocumentados, licor, droga, cigarrillos y hasta productos básicos son transportados de un lado a otro del río. Pero aquí nadie se escandaliza: el tráfico ilegal de mercancías y personas es cosa de todos los días. La mejor muestra de la permeabilidad de esta frontera está en San Francisco Botes, un pequeño poblado ubicado a poco más de 40 kilómetros de Chetumal. La localidad está compuesta por casas humildes desperdigadas por calles apenas trazadas en la tierra. Los vecinos son pocos, pero se muestran amables. Hay tres tiendas de abarrotes, dos depósitos de cerveza y un restaurante. Unos metros más abajo se encuentra el río Hondo. De orilla a orilla, esto es, de México a Belice, hay menos de 20 metros. Un im-

provisado muelle de madera vieja sirve para el desembarco de los tripulantes de los cayucos que navegan ahí. Joel es uno de los remeros de esas frágiles embarcaciones. Dice hacer hasta 25 viajes al día trasportando 12 personas y habla con el inglés de la antigua Honduras Británica. Refugiados bajo los árboles se pueden observar pequeños corros de hombres alrededor de una caja de cerveza. Muchos beliceños de Orange Walk vienen aquí a comprar víveres. Sus dólares les rinden más que en su país, por eso vienen a gastarlos. No hay garitas, policías o inspectores aduanales. Es una frontera transparente, acotada sólo por las macizas ceibas y el escándalo de los sapos y cigarras. Mario May Pinzón es uno de los encargados de vigilar esta zona. El calor aprieta, pero él apenas suda el negro uniforme de la Policía Fronteriza, que comanda desde su creación, hace tres años. Reconoce, mientras bebe agua de papaya de una pequeña bolsa de plástico, que San Francisco Botes es uno de los 27 puntos ciegos que existen a lo largo de los 115 kilómetros que unen a Chetumal con el poblado de La Unión. La ruta es paralela a la ribera del río, y está llena de caminos abiertos a fuerza de machete por donde se cuelan a México droga, licor e indocumentados. "Nuestro tiempo de reacción en la zona rural es de 25 a minutos", Ese tiempo es suficiente para que cualquier ilícito sea tragado por el abundante follaje de la vegetación tropical. Chetumal ha estado ligado al contrabando desde sus orígenes. En junio de 1895 el general Porfirio Díaz instruyó al subteniente de la Armada Othón Pompeyo Blanco construir un fuerte en la desembocadura del Río Hondo para detener la explotación ilegal de maderas, resinas y gomas, e impedir el tráfico de armas y parque destinado a los indios mayas en rebeldía durante la Guerra de Castas (1847-1901). En cumplimiento de esa orden, el 22 de enero de 1898 el subteniente Blanco llegó a bordo de un pontón y ordenó comenzar a construir la ciudad de Payo Obispo (hoy Chetumal). "Esta ciudad es Macondo", me dice un chetumaleño de 26 años. La referencia al universo de García Márquez no es una comparación estética. Se trata de una advertencia. En la capital de Quintana Roo suceden cosas que en otros sitios serían atribuidas al realismo mágico: es posible encontrar un faro en medio de una calle y no entre los farallones de la costa; el periódico 'de nota roja' se llama (aunque en realidad cuesta tres); el supuesto mayor traficante de licor de la zona, del que todo el mundo habla pero nadie conoce, es apodado 'El Español', pero no nació en España \par LA COLONIA CAMPESTRE zona militar hace pensar que se trata de un barrio seguro, pero pocos han olvidado la tarde del sábado cinco de noviembre de 2005. Ese día, un grupo formado por policías ministeriales y estatales acudieron al número 465 de la calle Efraín Aguilar para liberar a Luis Pérez, un vigilante secuestrado. Las autoridades fueron recibidas a balazo limpio. El enfrentamiento con una célula de plagiarios vinculado a Los Zetas duró más de 40 minutos. Entre los delincuentes se encontraba el jefe de la Agencia Federal de Investigación (AFI) en Chetumal y un ex integrante de los Kaibiles, un grupo armado guatemalteco. El jefe de Pérez, el empresario Enrique Alonso de Miguel, conocido como 'El Español', también había sido raptado por la banda, pero su cautiverio duró sólo 48 horas, tras el pago de 45 mil dólares. Una breve nota publicada por el periódico el día después de la balacera reporta que, según fuentes de la PGR, "Alonso se dedica al contrabando de licores y fue testigo protegido en el proceso contra el ex gobernador Mario Villanueva (internado en el Reclusorio Norte)". Tras el incidente, el comerciante migró a Belice, donde vive en "un bunker cerca de la ciudad de Corozal", según asegura un ex funcionario de la Dirección de Gobierno que pide el anonimato. Sigo las huellas de 'El Español' hacia su territorio. En la zona libre, unas bocinas vomitan un reggaetón. El sonido se apodera de todo el sur del centro comercial. La música proviene de una pequeña tienda llamada En la planta superior se lee: "Angélica Morales, manufacturer of brooms and mops". Al nivel de la calle un hombre prepara cocteles helados que guarda en una pequeña nevera azul. Un armario deslucido repleto de botellas de whisky improvisa una pared. La tienda está llena, como la mayoría de las contiguas, con baratijas y ropa hechiza. En hay de todo menos toallas. Junto al clóset se encuentra una mesa protegida del feroz sol por un toldo. Alrededor de ella se encuentran cuatro hombres morenos que juegan dominó. Todos usan bigote. Sólo uno de ellos levanta la mirada cuando pregunto por 'El Español'. "No está, ¿qué quieres ", responde. Tiene los ojos del color del cielo caribeño. 'El Español' figura en los registros de la zona libre como propietario de que depende de una empresa llamada Es el único establecimiento al que se le vincula directamente, y tiene la particularidad de vender alcohol por cajas de 12 botellas. Un ajado pizarrón de precios

cuelga sobre los hombres del dominó: Buchanan's (2,800 pesos), Johnny Walker Black Label (2,680 pesos), Johnny Walker Red Label (1,280 pesos), Chivas Regal (2,210 pesos). La franquicia de aduanas sólo permite un ingreso limitado de bebidas; cuando pregunto cuál es el caso de vender licor por cajas si no se pueden pasar por la aduana, recibo como respuesta otra adusta mirada color zarco. En esta zona del país, y en el norte de Belice, todo el mundo tiene una historia que contar sobre Enrique Alonso de Miguel, cuya fama raya en la dimensión de hombre-mito, una cualidad extraña para una ciudad como Chetumal. Un taxista asegura que 'El Español' era su compañero de tenis hasta que se lastimó el hombro. "Sé que se dedica a vender licores", dice el ruletero, y agrega, sin que venga a cuento: "pero no sé dónde vive". "Nadie lo ha visto", me dice el diputado local Francisco Betancourt. "Llevo en la política desde 1980, y escuchó referencias a él todo el tiempo, pero nadie me ha podido decir quién es". Un jefe de la policía judicial recuerda haber sido increpado por su jefe, el secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo, Salvador Rocha Vargas, mientras se realizaba un retén carretero: -Hijo de la chingada. ¿Por qué no le hiciste el alto a ese coche -¿A cuál, mi comandante -A ése, a ese último. ¡Era 'El Español'! El automóvil sospechoso fue alcanzado por una patrulla de la Policía Fronteriza. Al revisar los papeles del chofer se dieron cuenta de que no se trataba del hombre que buscaban. Desde el día del secuestro, la pista de Alonso de Miguel, el presunto contrabandista de licor más activo del sur del país, se ha esfumado. El subdelegado de la PGR en Chetumal me recibe mientras una pareja presenta una denuncia frente al Ministerio Público. Marco Antonio Domínguez se reclina sobre su silla y enseña los dientes: no le gustan los periodistas. Se niega a confirmar si existe una averiguación previa que investigue las supuestas actividades de 'El Español'. "Tenemos muchas denuncias anónimas contra él, pero nadie ha venido a denunciarlo", señala. Otro comerciante de alcohol, que pide no revelar su identidad, me asegura que Alonso de Miguel "tiene 10 mil cajas de alcohol atoradas", que está buscando meter a tierras mexicanas. 'El Español' está buscando a alguien que le venda los marbetes (el sello de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que garantiza un origen legal) para poder mover esa mercancía. En Quintana Roo sólo hay dos imprentas autorizadas para hacer los sellos. Si alguna de ellas falsifica el listón o lo vende, pierde la concesión. "No se arriesgan porque con ello pierden su forma honesta de ganarse la vida", asegura una funcionaría de aduanas. Aún así, se calcula que entre 30% y 40% del alcohol que se consume en los bares y discotecas de Chetumal, puerta de entrada a la Riviera, tiene un origen ilegal. ENTRE LA MALEZA Y ESCOMBROS "Trece agentes se retiran del servicio, y los que vienen a suplirlos son gente con diferente perfil", asegura Dolores Velasco, titular de la aduana de Subteniente López. A sus espaldas, desde la ventana de su oficina, ubicada en un segundo piso, se aprecia la fila sin fin de automóviles que entran a México provenientes de Belice (100 mil coches y SO mil peatones transitan cada mes por aquí). "nuevos" son llamados Oficiales de Comercio Exterior, una fuerza de élite entrenada por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y el Ejército. Los 30 jóvenes que han llegado a la aduana de Chetumal pasaron por un proceso de selección que incluyó exámenes psicológicos y toxicológicos, además de "investigaciones especiales" para detectar antecedentes penales o nexos con grupos criminales. Los 1,400 egresados de la primera promoción, a la que ellos pertenecen, son multifunciona- les: están capacitados lo mismo para manejar los binomios caninos que para interpretar la legislación aduanera. Son el producto del Plan de Modernización de Aduanas 20072012, que tiene como meta "convertir a todos los trabajadores aduaneros en oficiales de comercio exterior". A nivel calle, los verificadores trabajan como siempre, entre el ronroneo de los motores y el timbre del semáforo de inspección. "Somos locales, por eso no nos gusta habar", dice uno de ellos, que no autoriza mencionar su nombre. "Ahora hay menos corrupción, pero los jefes tienen más miedo por todo lo que está pasando en el país". En sus lentes oscuros se refleja la garita. Advierte que esto no es Laredo, donde se cuela un tráiler diario. "Acá los contrabandistas de alcohol pasan una camioneta a la semana, no más". ¿Durante cuánto tiempo se podrán mantener las cosas en ese nivel O

Fuente: Life & Style    
Categoría: TIPOS DE PRODUCTO    





Realiza una búsqueda


Realiza tu búsqueda por año
2021
2020
2019
2018
2017
2016
2015
2014
2013
2012
 
Categorías
Alcohol en general
Legislación
Medicas e investigación
Tipo de producto
Temas relacionados con la industria