NOTICIAS RECIENTES - INFOALCOHOL
Así conocí a John Reed
25/10/2009
Otros
"Johnny, Juanito", le decían en Chihuahua. El legendario corresponsal de guerra, precursor de lo que hoy se llama nuevo periodismo, John Reed, escribió dos obras ejemplares

"Johnny, Juanito", le decían en Chihuahua. El legendario corresponsal de guerra, precursor de lo que hoy se llama nuevo periodismo, John Reed, escribió dos obras ejemplares; Los diez días que conmovieron al mundo, sobre el ascenso bolchevique en Rusia y, México insurgente, sobre la Revolución Mexicana. En el siguiente texto, un fragmento del libro Historia de lo inmediato, el poeta mexicano Renato Leduc narra su contacto con el famoso reportero, cuando el autor de "Soneto del tiempo" era telegrafista de Pancho Villa.

Texto: Renato Leduc

Un mes después del asesinato del presidente Madero (cometido el 22 de febrero de 1913), por todos los rumbos de la república se lanzaban nuevamente a la lucha fuertes grupos de los mismos guerrilleros que lo habían llevado al poder y a los que éste, torpemente, había licenciado y menospreciado. Al coronel Francisco Villa no solamente le licenció sino que por intrigas del general Victoriano Huerta, que estuvo a punto de fusilarle durante la campaña contra Pascual Orozco, lo encarceló. Pero Villa, ayudado por el joven escribiente del tribunal militar Carlos Jáuregui, se fugó el 26 de diciembre de 1912 de la prisión militar de Santiago Tlatelolco y se refugió en los Estados Unidos. Carlos Jáuregui refiere: "En El Paso, Texas, nos preparamos para regresar a México al enterarnos del asesinato del señor Madero. Esto sucedió el 6 de marzo de 1913, poco antes de las 10 de la noche. La noche era muy oscura... por eso la escogimos. Cruzamos el río a caballo y a poco andar recibimos la primera serenata de balazos. Éramos ocho hombres".

Esos ocho hombres con Pancho Villa a la cabeza fueron el germen de la famosa División del Norte. Llevaban, por todo equipo, nueve rifles 30-30 nuevos, 500 cartuchos, dos libras de café molido, dos libras de azúcar, una |ibra de sal y algunas pinzas para cortar alambre. Con ese pequeño grupo Villa se internó en la abrupta sierra de Chihuahua, que él conocía palmo a palmo y en donde era muy querido y admirado, levantó gente, sorprendió guarniciones federales, las desarmó, limpió de tropas enemigas el estado de Chihuahua y antes de un año, en enero de 1914, estableció firmemente su cuartel general en la ciudad el mismo nombre -Chihuahua-, capital del estado.

Fue en esos días cuando vi llegar cinco o seis veces -unas en Ciudad Juárez y otras en Chihuahuaa la oficina de Telégrafos en la que yo trabajaba, a un joven periodiita yanqui, alto, delgado, rubio, de pequeña nariz. Llegaba acompañado de Darío Silva, uno de los ocho hombres que 10 meses antes habían cruzado la frontera con Villa para levantar la Revolución en Chihuahua.

Veinte años después, en 1934, el director hollywoodense Jack Conway realizó para la Metro-Goldwyn una película que se exhibió en México con el título de Viva Villa. El papel de Villa lo desempeñaba Wallace Berry y el del corresponsal de guerra norteamericano ¿John Reed? Un actor regordete y bajo de estatura llamado -si no recuerdo mal- Stuart Erwin. Cuando vi la película no pude dejar de pensar: "Este debe ser aquel Johnny o Juanito de Chihuahua", pero, naturalmente, tratándose de una película de Hollywood, el corresponsal de guerra yanqui no se limitaba a enviar informaciones a su periódico sino que también daba consejos a Pancho Villa y le indicaba cómo debía llevar la campaña.

La Revolución Mexicana terminó, o -como acostumbraban decir algunos empedernidos guerrilleros- degeneró en gobierno, entré a la Universidad, leí Los diez días que conmovieron al mundo, que -obvio es declararlo- también a mí me conmovieron, tanto más que ya para entonces había abandonado mi viejo oñcio de telegrafista, me iniciaba en la azarosa carrera periodística y andaba en busca de buenos modelos de reportaje en que ilustrarme. Tuve oportunidad de viajar a la Unión Soviética y me emocioné frente a la pequeña placa que en el muro del Kremlin perpetúa la memoria del autor del magistral reportaje sobre la toma del poder por los soviets y los primeros pasos de la gran Revolución socialista.

Transcurrieron otros 20 años y una mañana, hurgando en los anaqueles de una pequeña librería en la Ciudad de México, tropecé con este nombre y con este título en el lomo de un libro de pobre y barata edición: "John Reed, México insurgente. Adquirí el libro, lo devoré y por el prólogo me enteré que este reportaje escrito por John Reed en 1914 se publicaba por primera vez en español en 1954, esto es, 40 años después por lo que era desconocido no sólo de los mexicanos sino de todos los públicos de habla española.

Así pues, Johnny, Juanito, el risueño gringo chatito de Chihuahua, era ni más ni menos que el famoso John Reed, heroico cronista de la Revolución de Octubre.

Alfredo Várela inicia el prólogo de una edición argentina de México insurgente con estas palabras: "Extraña es la suerte que corren algunos libros. Causas diversas -ajenas al interés o al desinterés del público- los eliminan de la circulación y los archivan, condenándolos a un olvido injusto. Pero finalmente sus propios valores vuelven a sacarlos a flote, a darles la popularidad y la difusión que les correspondía. Es lo que ocurre con México insurgente... Se trató de silenciarlo, pero fue inútil. Y la voz insobornable de John Reed se levanta vigorosa sobre la confusión interesada y el olvido deliberado".

El trovador Jack Reed

Puede afirmarse que los relatos de México insurgente fueron los primeros trabajos de John Reed, si no dentro del periodismo en general cuando menos dentro del campo particular de la corresponsalía de guerra. Sus primeras armas las hizo en los campos de batalla de los guerrilleros mexicanos en los desiertos de Chihuahua: j Ojinaga, Jiménez, Las Nieves (el país de Urbina), [La Zarea, Yermo, Gómez Palacio... El escritor mexicano José Mancisidor, en un artículo sobre Reed escrito hace 25 años, citando a Waldo Frank, refiere: "Lo recuerdo... el año de 1917 en Nueva York... Es un muchacho alto, sus mejillas son blandas, sus ojos tienen ün candor casi femenino que contradice su boca enérgica y delgada...". Y más abajo: "Veo al trovador Jack Reed buscando a su princesa lejana por el mundo -México, Serbia, Rusia-: a la dama de sus pensamientos, a la Revolución. Yo casi despreciaba a Jack en 1917. Discutíamos y no me convencían sus argumentos. Enviaba cuentos a la revista que yo editaba y no me gustaban mucho. Me parecían irreales sus méritos y su talento...". ¡El trovador Jack Reed! En estos relatos de México insurgente, trátese de fiestas o de combates, estalla a cada instante una penetrante sensibilidad literaria, una inefable emoción poética, una gracia indefinible y alegre, un travieso humor que no aparece ya en el severo, en el monolítico monumento de Los diez días que conmovieron al mundo.

El joven reportero

Quizá por motivos absolutamente personales, prefiero México insurgente a Los diez días... Casi a todos los personajes que menciona Reed los conocí; todos los lugares que él recorrió en México los recorrí también en aquellos años apasionantes de Pancho Villa y la legendaria División del Norte. Como un homenaje pues a la memoria, no tanto del genial y universal cronista de la Revolución de Octubre sino a la del jovial reportero Johnny, a la del simpático gringo Juanito, voy a intentar establecer el itinerario y el calendario de su paso por las tierras del México revolucionario.

Para llegar ahí Mercado se lanzó con el resto de sus derrotadas tropas -alrededor de 6 mil soldadosy algunos centenares de atemorizados civiles a través de 300 kilómetros de inhospitalario desierto en una marcha que fue llamada por los periódicos de entonces "la caravana de la muerte". El general Mercado salió de Chihuahua el 27 de noviembre de 1913; 15 días después llegaba a Ojinaga con la mitad de sus efectivos y el 31 de diciembre de ese mismo año ya estaba cambiando tiros con las tropas de los jefes villistas Panfilo Natera y Toribio Ortega, quienes, al fin, el 11 de enero de 1914, le obligaron a punta de fusil a cruzar la frontera y a pedir asilo a las autoridades militares de los Estados Unidos

Último telegrama

Fue una mañana del mes de diciembre de 1914 la última vez que vi a Johnny, el gringo simpático. Llegó a depositar su telegrama a la ventanilla de la oficina de Telégrafos de Ciudad Juárez. Al empleado que le atendió le obsequió los dólares que le sobraron de cambio de un billete de a cinco... "Para que te tomes una cerveza" -le dijo. Por aquellos días escribe a su profesor de la Universidad de Harvard, Charles Townsend Copeland, desdje Nueva York, una carta que, entre otras cosas, dice: "Al escribir estas impresiones sobre México no puedo menos que pensar que nunca había visto lo que vi si no hubiera sido por sus enseñanzas".

Entretanto en México, sus amigos los desarrapados peones de la División del Norte cue él amó, con Francisco Villa a la cabeza, tras dos semanas de sangrienta lucha, habían despedazado al brillante Ejército Federal sucesivamente en Torreón, a donde entraron el 3 de abril; en Zacatecas, ciudad clave que tomaron a sangre y fuego el 21 de junio y cuya captura derrumbó la oprobiosa dictadura del general Victoriano Huerta, quien, en su renuncia, se despidió del pueblo que había oprimido y ensangrentado, con estas sarcásticas palabras: "Dios los bendiga a ustedes y a mí también". Y ese pueblo puede jactarse ahora de que fue el calor de sus luchas libertarias donde se forjó el noble espíritu revolucionario de John Reed, el maestro de os periodistas-guerrilleros a cuya estirpe pertenecen Buchet, Debray, Gerda Taro, la pequeña y valerosa cazadora de noticias muerta en la guerra de España y todos aquellos que han muerto buscando para 'la posteridad testimonios de la barbarie guerrerista de nuestro tiempo.

Un periodista y un poeta

Jonh Reed nació en Portland, Oregón, el 22 de octubre de 1887, y murió en Moscú, el 19 de octubre de 1920. Quizá es precursor de lo que ahora se conoce como nuevo periodismo y un icono entre los corresponsales.de guerra. Cubrió parte de la Revolución Mexicana para la Metropolitan Magazine, acompañó a Pancho Villa y a la División del Norte y su experiencia la narra en un libro magistral: México insurgente.

También cubrió la Primera Guerra Mundial y su testimonio puede leerse en La guerra en el este de Europa. Su obra más famosa, un relato de primera mano sobre la revolución bolchevique en Rusia, se publicó en 1919: Diez días que conmovieron al mundo.

Renato Leduc fue periodista y poeta. Nació en Tlalpan, en 1896, y murió en 1986. Trabajó como telegrafista en el norte del país y con la División del Norte. Estuvo 10 años en París, comisionado por la Secretaría de Hacienda. Estuvo casado con la pintora Leonora Carrington. Su poema más famoso es "Soneto del tiempo", el cual comienza con: "Sabia virtud de conocer el tiempo...".

Fuente: Día Siete    
Categoría: TIPOS DE PRODUCTO    





Realiza una búsqueda


Realiza tu búsqueda por año
2021
2020
2019
2018
2017
2016
2015
2014
2013
2012
 
Categorías
Alcohol en general
Legislación
Medicas e investigación
Tipo de producto
Temas relacionados con la industria